E V I L L A
Sevilla es una hembra archigitana,
Con un mantón de seda y pedrería
Y tiene un loco corazón, Triana,
Que late en un compás de “bulería“.
Tiene el hondo temblor de una tristeza
En sus pupilas de oro y esmeralda:
Tiene una boca en flor, y en la cabeza
Una peina de concha, la Giralda.
A SEVILLA
Es muy fácil ser artista
cuando Sevilla te inunda,
pues todo el arte se funda
en sus parques, en sus vistas.
En sus calles recoletas,
sus bellos atardeceres,
en sus luces, sus mujeres
sus vinillos, sus macetas.
Su gracejo, su alegría,
su Cristo o su Macarena...
¡Que en Sevilla no haya penas
porque sus noches son días!.
Cuentan que dicen los viejos
que al hacer Dios a Sevilla
dijo ante tal maravilla...
" ¡Que no os la doy. Os la dejo!"
LEJOS DE SEVILLA
Lejos de Sevilla fui buscando nuevas fortunas,
las maravillas del mundo fui siguiendo una por una,
pero no encontré ninguna Torre como la Giralda
ni jardines como el parque, ni sitios como el Alcázar
ni tampoco llegue a ver un rosario de alegría
como el que nace en tu feria ¡Sevilla del alma mía!
Desterrarme de Sevilla la peor de las condenas,
lejos de las alegrías viviendo con esa pena
de qée sirven los tesoros viviendo lejos de ti
Triana novia de un río que llaman Guadalquivir.
Busco una novia en Sevilla que me quiere y que me espere,
la que me haga olvidarme del resto de las mujeres. No me llames andaluz ni tampoco "exagerao"
lo que pasa es que yo estoy de mi tierra "enamorao",
cuanto mas lejos me voy de mi Sevilla y mi gente
mas dentro del alma queda y mas la tengo presente.
Podrá tener su defecto esta tierra de María,
pero lo siento señores ¡la quiero porque es la mía! Necesidad de Sevilla en mi cuerpo la "sentio"
al respirar cada día un aire que no es el mío,
al asomarme a los ríos sin ver la Torre del Oro
ni las plazas sin albero donde se mueran los toros.
Entrar en la iglesia y rezar y no ver a la Macarena,
y es que al faltarme Sevilla ¡me sobra la tierra entera
AL VOLVER A SEVILLA
Si, no lo niego, volvía
triste a Sevilla, indeciso...
pero en llegando Dios quiso
que escuchara el alma mía
la misma voz que ya un día
costó a Adán el paraíso. Porque Sevilla es, señores,
para nuestra perdición,
un paraíso en que son
serpientes las mismas flores. No sé qué hechizo se fragua
en sus patios y jardines
que aquí tientan los jazmines
y aquí emborracha hasta el agua. En Sevilla pretender
no amar, viviendo, es querer
hundirnos en el calor
de un horno al rojo y no arder,
porque aquí todo es mujer
y toda mujer, amor.. Mujer la ciudad que inclina
su frente a la verde espalda
de la campiña vecina;
de mujer, la cristalina
cinta del río en su falda
y morena y femenina
la carne de su Giralda.
Y, siendo en todo mujer,
para el viajero que ausente
de ella sufre al volver,
por fuerza tiene que ser
Sevilla la confidente.
Sevilla es una hembra archigitana,
Con un mantón de seda y pedrería
Y tiene un loco corazón, Triana,
Que late en un compás de “bulería“.
Tiene el hondo temblor de una tristeza
En sus pupilas de oro y esmeralda:
Tiene una boca en flor, y en la cabeza
Una peina de concha, la Giralda.
A SEVILLA
Es muy fácil ser artista
cuando Sevilla te inunda,
pues todo el arte se funda
en sus parques, en sus vistas.
En sus calles recoletas,
sus bellos atardeceres,
en sus luces, sus mujeres
sus vinillos, sus macetas.
Su gracejo, su alegría,
su Cristo o su Macarena...
¡Que en Sevilla no haya penas
porque sus noches son días!.
Cuentan que dicen los viejos
que al hacer Dios a Sevilla
dijo ante tal maravilla...
" ¡Que no os la doy. Os la dejo!"
LEJOS DE SEVILLA
Lejos de Sevilla fui buscando nuevas fortunas,
las maravillas del mundo fui siguiendo una por una,
pero no encontré ninguna Torre como la Giralda
ni jardines como el parque, ni sitios como el Alcázar
ni tampoco llegue a ver un rosario de alegría
como el que nace en tu feria ¡Sevilla del alma mía!
Desterrarme de Sevilla la peor de las condenas,
lejos de las alegrías viviendo con esa pena
de qée sirven los tesoros viviendo lejos de ti
Triana novia de un río que llaman Guadalquivir.
Busco una novia en Sevilla que me quiere y que me espere,
la que me haga olvidarme del resto de las mujeres. No me llames andaluz ni tampoco "exagerao"
lo que pasa es que yo estoy de mi tierra "enamorao",
cuanto mas lejos me voy de mi Sevilla y mi gente
mas dentro del alma queda y mas la tengo presente.
Podrá tener su defecto esta tierra de María,
pero lo siento señores ¡la quiero porque es la mía! Necesidad de Sevilla en mi cuerpo la "sentio"
al respirar cada día un aire que no es el mío,
al asomarme a los ríos sin ver la Torre del Oro
ni las plazas sin albero donde se mueran los toros.
Entrar en la iglesia y rezar y no ver a la Macarena,
y es que al faltarme Sevilla ¡me sobra la tierra entera
AL VOLVER A SEVILLA
Si, no lo niego, volvía
triste a Sevilla, indeciso...
pero en llegando Dios quiso
que escuchara el alma mía
la misma voz que ya un día
costó a Adán el paraíso. Porque Sevilla es, señores,
para nuestra perdición,
un paraíso en que son
serpientes las mismas flores. No sé qué hechizo se fragua
en sus patios y jardines
que aquí tientan los jazmines
y aquí emborracha hasta el agua. En Sevilla pretender
no amar, viviendo, es querer
hundirnos en el calor
de un horno al rojo y no arder,
porque aquí todo es mujer
y toda mujer, amor.. Mujer la ciudad que inclina
su frente a la verde espalda
de la campiña vecina;
de mujer, la cristalina
cinta del río en su falda
y morena y femenina
la carne de su Giralda.
Y, siendo en todo mujer,
para el viajero que ausente
de ella sufre al volver,
por fuerza tiene que ser
Sevilla la confidente.