Verá usted señor Valor, le voy a dar unos datos extraídos de aquí y de allá:
En Extremadura y en las demás Españas, los que se dedican a recuperar los restos de los fusilados y desaparecidos durante nuestra última contienda incivil han rastreado los registros civiles y los de las prisiones, el de la guerra civil de Salamanca y el del Ministerio del interior.
Cuando ha habido dudase han cruzado los datos de los archivos y hasta se han visitado los pueblos de los fallecidos en busca de familiares para concretar más detalles, así, en Extremadura, se han concretado 10.266 personas fusiladas por el ejército rebelde, aunque se estima que estos mataron a 13.800 extremeños, 12.000 en la provincia de Badajoz y 1.300 en la de Cáceres.
También se estima que los republicanos mataron en la región a 1.630 personas. 1.500 de ellas en la provincia de Badajoz.
Además, se han investigado y documentado los nombres de 55.000 extremeños que, sin ser fusilados, sufrieron la represión sistemática por sus ideas políticas, como cárcel, incautamiento de todos sus bienes, retirada de la función pública y prohibición de ejercer su profesión u oficio.
Ahora, que el juez estrella ha iniciado un proceso judicial, la lista de represaliados puede aumentar rápidamente, ya que ha sido un revulsivo para la gente que no se había enterado que podía solicitar que se investigara el destino de algún familiar durante aquellos terribles días.
El porqué sólo se publican las listas de los represaliados por los sublevados es muy sencillo. Porque las listas con los nombres de los que mataron los republicanos ya se conocen y sus cuerpos ya se buscaron, y sus nombres se publicaron en todos los pueblos, (También en las fachadas de las iglesias. Recuerde: Caidos por Dios y por España. ¡Presentes!, aunque muchos ni siquiera fuesen falangistas), y su memoria fue honrada por sus familiares y amigos y enterrados sus despojos en los Campos Santos.
Sin embargo, los otros, sufrieron dos muertes, la física y la civil.
Pues bien, cuando copie usted las soflamas del nieto o hijo de “la Capataza” (que sufrió la represión en su persona), hágalo con más conocimiento de causa.
Desgraciadamente, nuestro pueblo, el almendral sin almendros, ocupa uno de los muy deshonrosos primeros puestos en ese escalofriante escalafón que la sinrazón, las envidias y los odios irracionales, llevaron a tantas personas que, equivocadas o no, cultos o asilvestrados, acabaron tirados en cualquier paraje en mitad de la fría madrugada. Lo que no dice mucho a favor de nuestra capacidad de raciocinio.
Algunos de ellos, aún hoy no se sabe donde están sus huesos para darle una sepultura digna, al único objeto de cerrar unas heridas que ya llevan demasiado tiempo abiertas.
Mire usted:
La semana pasada, dentro de la Semana Cultural de Extremadura en Heuscal Herria, se hizo en Andoain (Guipuzkua), (también se ha hecho ya en otros sitios) la presentación del libro Tiempo Perdido, léalo hombre, después de todo, leer no es una cosa tan mala como dicen algunos, porque ayuda mucho a aprender a discernir.
Pero ya acabo para no aburrir su santa paciencia. Sé porque lo dice usted y los que están en su onda, que lo suyo es el jijií y el jajajá y qué bonitos éramos cuando chiquitos, pero recuerde que esos tiempos ya pasaron y, aunque estén en su memoria, sólo forman parte de su bagaje como ser humano. Y ahora estamos en el año ocho del siglo veintiuno.
Salud.
En Extremadura y en las demás Españas, los que se dedican a recuperar los restos de los fusilados y desaparecidos durante nuestra última contienda incivil han rastreado los registros civiles y los de las prisiones, el de la guerra civil de Salamanca y el del Ministerio del interior.
Cuando ha habido dudase han cruzado los datos de los archivos y hasta se han visitado los pueblos de los fallecidos en busca de familiares para concretar más detalles, así, en Extremadura, se han concretado 10.266 personas fusiladas por el ejército rebelde, aunque se estima que estos mataron a 13.800 extremeños, 12.000 en la provincia de Badajoz y 1.300 en la de Cáceres.
También se estima que los republicanos mataron en la región a 1.630 personas. 1.500 de ellas en la provincia de Badajoz.
Además, se han investigado y documentado los nombres de 55.000 extremeños que, sin ser fusilados, sufrieron la represión sistemática por sus ideas políticas, como cárcel, incautamiento de todos sus bienes, retirada de la función pública y prohibición de ejercer su profesión u oficio.
Ahora, que el juez estrella ha iniciado un proceso judicial, la lista de represaliados puede aumentar rápidamente, ya que ha sido un revulsivo para la gente que no se había enterado que podía solicitar que se investigara el destino de algún familiar durante aquellos terribles días.
El porqué sólo se publican las listas de los represaliados por los sublevados es muy sencillo. Porque las listas con los nombres de los que mataron los republicanos ya se conocen y sus cuerpos ya se buscaron, y sus nombres se publicaron en todos los pueblos, (También en las fachadas de las iglesias. Recuerde: Caidos por Dios y por España. ¡Presentes!, aunque muchos ni siquiera fuesen falangistas), y su memoria fue honrada por sus familiares y amigos y enterrados sus despojos en los Campos Santos.
Sin embargo, los otros, sufrieron dos muertes, la física y la civil.
Pues bien, cuando copie usted las soflamas del nieto o hijo de “la Capataza” (que sufrió la represión en su persona), hágalo con más conocimiento de causa.
Desgraciadamente, nuestro pueblo, el almendral sin almendros, ocupa uno de los muy deshonrosos primeros puestos en ese escalofriante escalafón que la sinrazón, las envidias y los odios irracionales, llevaron a tantas personas que, equivocadas o no, cultos o asilvestrados, acabaron tirados en cualquier paraje en mitad de la fría madrugada. Lo que no dice mucho a favor de nuestra capacidad de raciocinio.
Algunos de ellos, aún hoy no se sabe donde están sus huesos para darle una sepultura digna, al único objeto de cerrar unas heridas que ya llevan demasiado tiempo abiertas.
Mire usted:
La semana pasada, dentro de la Semana Cultural de Extremadura en Heuscal Herria, se hizo en Andoain (Guipuzkua), (también se ha hecho ya en otros sitios) la presentación del libro Tiempo Perdido, léalo hombre, después de todo, leer no es una cosa tan mala como dicen algunos, porque ayuda mucho a aprender a discernir.
Pero ya acabo para no aburrir su santa paciencia. Sé porque lo dice usted y los que están en su onda, que lo suyo es el jijií y el jajajá y qué bonitos éramos cuando chiquitos, pero recuerde que esos tiempos ya pasaron y, aunque estén en su memoria, sólo forman parte de su bagaje como ser humano. Y ahora estamos en el año ocho del siglo veintiuno.
Salud.