¿Tienes un negocio?
¿Noche de ánimas dices? ¿Bueno y qué? Nosotros somos citoplasmas, fantasmas etéreos de esos que se desplazan como las ondas hertzianas. ¿Ya no te acuerdas moza recia cuando éramos carrilanos? Íbamos de un lado a otro con la misma facilidad con la que ahora van los búlgaros y los rumanos o esas mujeres y hombres de color negro procedentes del Senegal, o sin ir más allá, del otro lado del estrecho.
Cuando caíamos en algún lugar habitado por gente allí asentada desde tiempos inmemoriales; nos miraban como lo que éramos, unos bichos raros, para ellos claro, igual que ahora miramos a estos desconocidos que nos llegan buscando lo que carecen en el sitio donde nacieron.
Imagínate, una panda de garbanceros en la cabecera del Aragón o del Baztan o del Rubricatus, su forma de hablar, su comportamiento inusual, su desconocimiento de las maneras al uso en aquel territorio que, si no estaba muy habitado o estaba muy compartimentado, era poco más o menos un ghetto. O sea, como el almendral sin almendros pero con la particularidad, que a los que llegábamos, nos importaba un rábano los hábitos y el comportamiento rutinario de los nativos, por eso que hacíamos de nuestra capa y de la suya un sayo. Éramos aves de paso, pernoctábamos en malolientes barracas y de vez en cuando, los más mayores se emborrachaban. Puede que con la intención de olvidarse por un rato de su madre o de su esposa o de sus hijos o, en otros casos, porque ya no veían la luz del final del túnel en el se habían metido. Luego, poco a poco; algunos se adaptaron, sobre todo los más jóvenes, y entendieron sus maneras y se enamoraron y se casaron y tuvieron hijos y, al fin, olvidaron lo que estaban deseando olvidar sin darse cuenta. Muchos, casi ni se acuerdan de cómo se expresaban antes y, hoy, lo hacen igual que el resto de sus vecinos.
De verdad, ahora ya no es como entonces, ahora, los caminos están bien asfaltados, los trenes salen y llegan con puntualidad relativa, hay aviones y, sobre todo, información. Cultura creo que poca según dicen por ahí, pues, al parecer, estamos en la cola de la comunidad europea, pero bueno, algo hemos avanzado.
A nosotros, a ti y a mi, esto ya no nos va a crea un trauma de esos que están a la moda, porque como tu eres de piedra y yo duendin, nos da lo mismo que baje Manué o Supermant o Choni alias Chicaspiernas pretendiendo llevarnos a su huerto con sus disimuladas artes, pero, nos fastidia un poco. ¿A que sí? Lo mismo que nos fastidia y extraña que nadie del ghetto tenga los suficientes redaños para entrar en este foro y explique a esa gente que está por ahí afuera las pequeñas o las grandes cosas de la comunidad cerrada a cal y canto en la que nacieron, pero no las chorradas, que de esas cosas están hace mucho tiempo al cabo de la calle.
Digo extraño, porque se supone que hay gente que no está de acuerdo en cómo se está desarrollando la vida político y social, pero callan y tragan sin decir ni mú. Pero eso si, si Ramón opina que no nos merecemos una monarquía carca y grita con toda su buena fe eso de ¡Viva la República!, enseguida sale el monaguillo de turno aprovechando que el Tardamasa antiguamente llevaba agua, a dar una réplica que, ni siquiera se ajusta al texto o la intención de lo escrito.
Salud.
Cuando caíamos en algún lugar habitado por gente allí asentada desde tiempos inmemoriales; nos miraban como lo que éramos, unos bichos raros, para ellos claro, igual que ahora miramos a estos desconocidos que nos llegan buscando lo que carecen en el sitio donde nacieron.
Imagínate, una panda de garbanceros en la cabecera del Aragón o del Baztan o del Rubricatus, su forma de hablar, su comportamiento inusual, su desconocimiento de las maneras al uso en aquel territorio que, si no estaba muy habitado o estaba muy compartimentado, era poco más o menos un ghetto. O sea, como el almendral sin almendros pero con la particularidad, que a los que llegábamos, nos importaba un rábano los hábitos y el comportamiento rutinario de los nativos, por eso que hacíamos de nuestra capa y de la suya un sayo. Éramos aves de paso, pernoctábamos en malolientes barracas y de vez en cuando, los más mayores se emborrachaban. Puede que con la intención de olvidarse por un rato de su madre o de su esposa o de sus hijos o, en otros casos, porque ya no veían la luz del final del túnel en el se habían metido. Luego, poco a poco; algunos se adaptaron, sobre todo los más jóvenes, y entendieron sus maneras y se enamoraron y se casaron y tuvieron hijos y, al fin, olvidaron lo que estaban deseando olvidar sin darse cuenta. Muchos, casi ni se acuerdan de cómo se expresaban antes y, hoy, lo hacen igual que el resto de sus vecinos.
De verdad, ahora ya no es como entonces, ahora, los caminos están bien asfaltados, los trenes salen y llegan con puntualidad relativa, hay aviones y, sobre todo, información. Cultura creo que poca según dicen por ahí, pues, al parecer, estamos en la cola de la comunidad europea, pero bueno, algo hemos avanzado.
A nosotros, a ti y a mi, esto ya no nos va a crea un trauma de esos que están a la moda, porque como tu eres de piedra y yo duendin, nos da lo mismo que baje Manué o Supermant o Choni alias Chicaspiernas pretendiendo llevarnos a su huerto con sus disimuladas artes, pero, nos fastidia un poco. ¿A que sí? Lo mismo que nos fastidia y extraña que nadie del ghetto tenga los suficientes redaños para entrar en este foro y explique a esa gente que está por ahí afuera las pequeñas o las grandes cosas de la comunidad cerrada a cal y canto en la que nacieron, pero no las chorradas, que de esas cosas están hace mucho tiempo al cabo de la calle.
Digo extraño, porque se supone que hay gente que no está de acuerdo en cómo se está desarrollando la vida político y social, pero callan y tragan sin decir ni mú. Pero eso si, si Ramón opina que no nos merecemos una monarquía carca y grita con toda su buena fe eso de ¡Viva la República!, enseguida sale el monaguillo de turno aprovechando que el Tardamasa antiguamente llevaba agua, a dar una réplica que, ni siquiera se ajusta al texto o la intención de lo escrito.
Salud.