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Mocita, ¿pero tú, por qué miras tanto hacia atrás? ¡Ah!, ¡bueno!, ¡ya!, para que no se repita. Claro, así te comprendo. O sea, que no quieres cambiar nada. Que lo hecho hecho está. Que es pasado. Sí, es verdad, pero un pasado malo, tan malo, que es bueno que lo sepa todo el mundo, no se vaya a cumplir el refrán ese que dice que el hombre es el único animal que tropieza dos o más veces con el mismo canto rodado y vuelva a romperse todos los dientes.
Ya me extrañaba que tú, simple pedrusco labrado, estuvieras por la labor de cambiar unos sucesos que pasaron hace tanto tiempo pero, como no tienes cabeza, pensé que te había dado una de esas ventoleras que le da a los humanos cuando, imitando al avestruz, se niegan a ver lo real y refugian sus ojos y el entendimiento lo más bajo tierra que les he posible.
¿Quienes serán esos bellacos que van por ahí diciendo que, porque te ocupas de que salga a la luz la verdad sobre unos hechos ocurridos hace ya tiempo, se te olvida el presente?, pero si el presente lo estamos viviendo y en el estamos todos involucrados, todos, los verdes, los rojos, los azules, los del arco iris y los negros y los morados. Bien es verdad, que los que reprochan eso, ni dan ni han dado nunca un palo al agua, ni lo piensan dar, porque su idea no es esa, es la cizaña, el revuelve las aguas que ahí quiero yo pescar.
¿Qué pretenden? ¿Que sigamos creyendo siempre la verdad que nos contaron vista desde su triunfador lado? ¿No será mucho mejor para todos, que se sepa lo que pasó?, pues, queramos o no, nosotros, todos, estamos marcados.
Dicen y tienen razón, que las mujeres, los hombres, son ellos y su circunstancia. No es lo mismo vivir o haber vivido una vida plácida que al contrario. ¿Me explico? ¿Que no? Pues redundo; no es igual sobrevivir en una sociedad cerrada que excluye pero explota, a más de la mitad de sus miembros que al contrario, o sea, tolerante, respetuosa con todos, abierta, donde nadie tiene derecho a amordazar, recluir y excluir. ¿Está claro? ¿no?, pues a recorrer la huerta.
Que esto no va por ti moza, tu sigue ahí con tus rosas aunque se seque el estanque.
Salud.
Ya me extrañaba que tú, simple pedrusco labrado, estuvieras por la labor de cambiar unos sucesos que pasaron hace tanto tiempo pero, como no tienes cabeza, pensé que te había dado una de esas ventoleras que le da a los humanos cuando, imitando al avestruz, se niegan a ver lo real y refugian sus ojos y el entendimiento lo más bajo tierra que les he posible.
¿Quienes serán esos bellacos que van por ahí diciendo que, porque te ocupas de que salga a la luz la verdad sobre unos hechos ocurridos hace ya tiempo, se te olvida el presente?, pero si el presente lo estamos viviendo y en el estamos todos involucrados, todos, los verdes, los rojos, los azules, los del arco iris y los negros y los morados. Bien es verdad, que los que reprochan eso, ni dan ni han dado nunca un palo al agua, ni lo piensan dar, porque su idea no es esa, es la cizaña, el revuelve las aguas que ahí quiero yo pescar.
¿Qué pretenden? ¿Que sigamos creyendo siempre la verdad que nos contaron vista desde su triunfador lado? ¿No será mucho mejor para todos, que se sepa lo que pasó?, pues, queramos o no, nosotros, todos, estamos marcados.
Dicen y tienen razón, que las mujeres, los hombres, son ellos y su circunstancia. No es lo mismo vivir o haber vivido una vida plácida que al contrario. ¿Me explico? ¿Que no? Pues redundo; no es igual sobrevivir en una sociedad cerrada que excluye pero explota, a más de la mitad de sus miembros que al contrario, o sea, tolerante, respetuosa con todos, abierta, donde nadie tiene derecho a amordazar, recluir y excluir. ¿Está claro? ¿no?, pues a recorrer la huerta.
Que esto no va por ti moza, tu sigue ahí con tus rosas aunque se seque el estanque.
Salud.