La memoria individual, deben ser los recuerdos que cada uno tiene de las cosas que le han ido pasando a lo largo de su vida, supongo yo mocita, pero no me cabe duda que la memoria de todos juntos, es la memoria colectiva. Esa, la grande y la individual, es La Memoria de los pueblos.
Hay un pueblo llamado Puebla de Sancho Pérez, del partido judicial de Zafra, que ahora tiene unos tres mil habitantes y, en los tiempos negros, vivían en el una muchacha y un zagal que estaban perdidamente enamorados. Ella era de clase pudiente y misa diaria, él no, sino todo lo contrario, seguidor de los republicanos y comprometido con la causa. Él, acabó en una prisión de las islas Baleares y de compañero de celda tenía al hermano de una rica sevillana que, también se enamoró del galán, hasta el punto, que le hizo jurar que lo sacaría de aquel agujero si se casaba con ella, pues tenía muy buenas relaciones en ciertos altos núcleos. Juró, ¿no iba a jurar?
Ella, en la cincuentena larga, ya libre de la presión familiar, conoció en Barcelona a un militar de graduación mediana y congeniaron. Terminaron apoyándose el resto de sus vidas y restañándose el uno al otro sus heridas pero, ella tenía alma de poeta, muerta, asesinada no a tiros en cualquier cuneta como la de Federico, pero seca.
Cuando le resucitó, escribía poemas y ayer, después del partido; una sobrina suya, de derecha por supuesto, me enseñó uno escrito con su puño y letra, que, como documento humano que es, con su venia, te lo transcribo literal. Sin quitar ni poner.
Te esperado tanto tiempo
con esperanza y paciencia
que la perdi en el momento
que descubri mi inocencia.
Solo iba a rezar al Templo
durante tu larga ausencia
te esperado tanto tiempo
que me hice la vida amarga.
Como los años corrian
te esperado tanto tiempo
que mientras me proponian
otros hombres casamiento.
Pero yo nunca acepté
asta que no estabas muerto
entonces ya me casé
¡te esperado tanto tiempo!
Te esperado tanto tiempo
que perdí mi juventud
despues de mayó la encuentro
cuando ya no esistes tu.
Brigida Orellana.
Y es que es lo que pasa moza recia, que la memoria sirve para eso, para recordar todo lo que deba ser recordado, aunque haya a quienes no les agrade, porque las víctimas existieron y además eran de carne y hueso, y sufrieron. Sufrieron mucho.
Salud.
Hay un pueblo llamado Puebla de Sancho Pérez, del partido judicial de Zafra, que ahora tiene unos tres mil habitantes y, en los tiempos negros, vivían en el una muchacha y un zagal que estaban perdidamente enamorados. Ella era de clase pudiente y misa diaria, él no, sino todo lo contrario, seguidor de los republicanos y comprometido con la causa. Él, acabó en una prisión de las islas Baleares y de compañero de celda tenía al hermano de una rica sevillana que, también se enamoró del galán, hasta el punto, que le hizo jurar que lo sacaría de aquel agujero si se casaba con ella, pues tenía muy buenas relaciones en ciertos altos núcleos. Juró, ¿no iba a jurar?
Ella, en la cincuentena larga, ya libre de la presión familiar, conoció en Barcelona a un militar de graduación mediana y congeniaron. Terminaron apoyándose el resto de sus vidas y restañándose el uno al otro sus heridas pero, ella tenía alma de poeta, muerta, asesinada no a tiros en cualquier cuneta como la de Federico, pero seca.
Cuando le resucitó, escribía poemas y ayer, después del partido; una sobrina suya, de derecha por supuesto, me enseñó uno escrito con su puño y letra, que, como documento humano que es, con su venia, te lo transcribo literal. Sin quitar ni poner.
Te esperado tanto tiempo
con esperanza y paciencia
que la perdi en el momento
que descubri mi inocencia.
Solo iba a rezar al Templo
durante tu larga ausencia
te esperado tanto tiempo
que me hice la vida amarga.
Como los años corrian
te esperado tanto tiempo
que mientras me proponian
otros hombres casamiento.
Pero yo nunca acepté
asta que no estabas muerto
entonces ya me casé
¡te esperado tanto tiempo!
Te esperado tanto tiempo
que perdí mi juventud
despues de mayó la encuentro
cuando ya no esistes tu.
Brigida Orellana.
Y es que es lo que pasa moza recia, que la memoria sirve para eso, para recordar todo lo que deba ser recordado, aunque haya a quienes no les agrade, porque las víctimas existieron y además eran de carne y hueso, y sufrieron. Sufrieron mucho.
Salud.