Ya salieron las navajas,
el fiero guerrero sin su capa barnizada
echó a un lado los corsés
y arremetió con su espada.
Se acabaron las palabras,
¡saquemos las municiones!
Solventemos el desencuentro
en el campo del honor.
Ya vuelan las sombras negras
otra vez por las Españas.
No hay cuartel.
Al enemigo ni agua.
Triste canto de varones
que en el llano o la montaña,
dilucidan controversias a sablazos,
como los cánones mandan.
Que si la viga en mi ojo,
que si el grano en tu mirada,
¡pintan bastos!
¡Santiago y cierra España!
Nada para los disidentes,
nada de escuchar razones,
lo que yo digo va a misa y,
aquí mandan mis cohones.
¡Que no se mueva ni una borla!
Ordenó a sus legiones.
-Mi centurión, corre el viento.
Pues manda firme y que se pare.
Acabemos de una vez
con peripatéticas argumentaciones
que deambulan por el patio
discutiendo nuestras órdenes.
Está claro,
no hay razones,
ni fricciones,
la razón son mis razones.
La única,
la de siempre,
la intocable,
y si me contradices....., ya sabes.
Salud.
el fiero guerrero sin su capa barnizada
echó a un lado los corsés
y arremetió con su espada.
Se acabaron las palabras,
¡saquemos las municiones!
Solventemos el desencuentro
en el campo del honor.
Ya vuelan las sombras negras
otra vez por las Españas.
No hay cuartel.
Al enemigo ni agua.
Triste canto de varones
que en el llano o la montaña,
dilucidan controversias a sablazos,
como los cánones mandan.
Que si la viga en mi ojo,
que si el grano en tu mirada,
¡pintan bastos!
¡Santiago y cierra España!
Nada para los disidentes,
nada de escuchar razones,
lo que yo digo va a misa y,
aquí mandan mis cohones.
¡Que no se mueva ni una borla!
Ordenó a sus legiones.
-Mi centurión, corre el viento.
Pues manda firme y que se pare.
Acabemos de una vez
con peripatéticas argumentaciones
que deambulan por el patio
discutiendo nuestras órdenes.
Está claro,
no hay razones,
ni fricciones,
la razón son mis razones.
La única,
la de siempre,
la intocable,
y si me contradices....., ya sabes.
Salud.