¿Tienes un negocio?
Moza recia, hierática, impasible,
viendo pasar los tiempos encaramada
en verdinosa piedra, descabezada
por manos toscas, rancias, e insensibles.
Inspiras cánticos a caduco váter
que, en verso rancio y añeja prosa,
vuela y se posa como mariposa
sin entender por qué ese dislate.
De suponer es que un botarate
ebrio de alpiste y más que mochales,
frustrado y ciego, segote el gaznate.
Pero sale el sol en los canchales
calentando incluso al ignorante
e iluminando a los cabales.
Ya no me extiendo pues acabado, y luego dicen que es pesado, aquello que se alarga en demasía y más si se trata de asuntos tan livianos, que no interesan, sino a féminas que pasan el tiempo cavilando, la formar de limar las asperezas que produce en su andar el fiero e inteligente guerrero, para apearlo, de aquel limbo dorado en el cual esté o está encumbrado, sin que la cosa venga a cuento en este loco mundo donde arde, la voraz hoguera de las infinitas vanidades.
Salud.
viendo pasar los tiempos encaramada
en verdinosa piedra, descabezada
por manos toscas, rancias, e insensibles.
Inspiras cánticos a caduco váter
que, en verso rancio y añeja prosa,
vuela y se posa como mariposa
sin entender por qué ese dislate.
De suponer es que un botarate
ebrio de alpiste y más que mochales,
frustrado y ciego, segote el gaznate.
Pero sale el sol en los canchales
calentando incluso al ignorante
e iluminando a los cabales.
Ya no me extiendo pues acabado, y luego dicen que es pesado, aquello que se alarga en demasía y más si se trata de asuntos tan livianos, que no interesan, sino a féminas que pasan el tiempo cavilando, la formar de limar las asperezas que produce en su andar el fiero e inteligente guerrero, para apearlo, de aquel limbo dorado en el cual esté o está encumbrado, sin que la cosa venga a cuento en este loco mundo donde arde, la voraz hoguera de las infinitas vanidades.
Salud.