Por estos llanos, los bellotos le echamos en cara al ejecutivo que no hace bastante fuerza para que se agilicen las obras del AVE y otras vías de transporte y, en el país de las frondosas montañas y los verdes valles, una panda de mochuelos disfrazados de ecologistas (¿qué coño querrá decir eso?) dicen, que no lo quieren ni en pintura, alegando, que destruye su idílico paisaje, que causará más daños que beneficios, que fomentará la aglomeración en las grandes ciudades y, un montón de insensateces por el estilo. Por lo que se ve, quieren seguir aislados en su inframundo.
Me acuerdo de otros tiempos en que se decía que las máquinas iban a terminar con el trabajo de los hombres del campo, que lo mejor era destruirlas todas. De aquella cerrazón nació La Mano Negra y otras, y de esta, ETA. ¡Esos díscolos muchachos....!
Estos títeres al servicio de la estupidez humana, han abundado siempre, como la mala hierba. Se oponen a todo, pero se olvidan, que gracias a la ciencia, con sus defectos y virtudes, hoy se mueve el mundo sin tener que desplazarse en carro tirado por burros y se curan sus cuerpos.
ETA, ha encontrado un nuevo filón para que haga de altavoz a su inmensa estupidez, como hizo antes en Lemóniz. Aquello les salió bien, veremos..., porque en este mundo cruel, vivimos muchos ganapanes y aprovechados. Por no decir otra cosa.
Creo que un hombre, vasco y vasquista, honrado, trabajador y sin miedos estúpidos, como era Don Ignacio Urea Mendizabal, de 71 años, merece algo más que una reflexión a la ligera de las muchas tópicas que ya estamos aburridos de oír.
Estoy de acuerdo con Javier Feijóo, por eso copio y pego:
¿Renegociá con la ETA, ice Ibarra?
¿Una tregua de tres meses a la espera?
¿Cuántos años han pasao y ni siquiera
s’han bajao ni una mijina de su parra?
Useasé, ¿otros tres meses con la marra
prepará pa jarrearle’n la sesera
si no cejan en lo que jace una era
de cuarenta años, o más, que nus desgarra?
Ni un minuto quiere España dagle larga
a esa banda d’asesinos remamaos
con la leche envenená con toa su carga
de rencores y de odios reamasaos
por cheroquis y de juanas… ¡jiel amarga!,
que mil nombres y apellíos tién segaos.
¿Que tres meses ice Ibarra? ¿qu’otra tregua?
¡Once meses en su entraña tié una yegua
al potrino qu’endispués dará’n el parto!
La jodienda no tié enmienda y ya estoy jarto
de palabras sin sentío, señó Ibarra;
no nus quea más remedio que la marra.
Que tu asesinato, al menos sirva para que algunos tontos útiles, se caigan de la burra de una vez.
Salud.
Me acuerdo de otros tiempos en que se decía que las máquinas iban a terminar con el trabajo de los hombres del campo, que lo mejor era destruirlas todas. De aquella cerrazón nació La Mano Negra y otras, y de esta, ETA. ¡Esos díscolos muchachos....!
Estos títeres al servicio de la estupidez humana, han abundado siempre, como la mala hierba. Se oponen a todo, pero se olvidan, que gracias a la ciencia, con sus defectos y virtudes, hoy se mueve el mundo sin tener que desplazarse en carro tirado por burros y se curan sus cuerpos.
ETA, ha encontrado un nuevo filón para que haga de altavoz a su inmensa estupidez, como hizo antes en Lemóniz. Aquello les salió bien, veremos..., porque en este mundo cruel, vivimos muchos ganapanes y aprovechados. Por no decir otra cosa.
Creo que un hombre, vasco y vasquista, honrado, trabajador y sin miedos estúpidos, como era Don Ignacio Urea Mendizabal, de 71 años, merece algo más que una reflexión a la ligera de las muchas tópicas que ya estamos aburridos de oír.
Estoy de acuerdo con Javier Feijóo, por eso copio y pego:
¿Renegociá con la ETA, ice Ibarra?
¿Una tregua de tres meses a la espera?
¿Cuántos años han pasao y ni siquiera
s’han bajao ni una mijina de su parra?
Useasé, ¿otros tres meses con la marra
prepará pa jarrearle’n la sesera
si no cejan en lo que jace una era
de cuarenta años, o más, que nus desgarra?
Ni un minuto quiere España dagle larga
a esa banda d’asesinos remamaos
con la leche envenená con toa su carga
de rencores y de odios reamasaos
por cheroquis y de juanas… ¡jiel amarga!,
que mil nombres y apellíos tién segaos.
¿Que tres meses ice Ibarra? ¿qu’otra tregua?
¡Once meses en su entraña tié una yegua
al potrino qu’endispués dará’n el parto!
La jodienda no tié enmienda y ya estoy jarto
de palabras sin sentío, señó Ibarra;
no nus quea más remedio que la marra.
Que tu asesinato, al menos sirva para que algunos tontos útiles, se caigan de la burra de una vez.
Salud.