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Paraíso es, pero está muy emponzoñado.
Son los fértiles valles, donde mora
la grácil morena que me enamora,
y no teme ante el cruel encapuchado.
Dos pajilusos, han hincado hasta
las trancas en el barro sus dos patas,
y se atizan lampreazos en sus muy chatas
luces que, resoplan como una flauta.
Una panda de mangantes aplauden
semejantes instantes, mientras urden,
la manera de romperle sus pautas.
El pueblo que ha sido maltratado
siempre, está mirando pero callado
la tunda idiota que ambos se están dando.
Así ha pasado siempre y pasará,
son expertos en el arte de jucheá
a esas gente que no les apetece
tragar, sus bobas y frágiles memeces.
¡Ojo al dato!, bella mocita hermana por causalidad, que están trabajando con ahínco las negras sombras que siempre estuvieron revoloteando en el lugar y que, obtuvieron su fuerza, dividiendo al personal. Son arteros y amigos del dinero y de las fuerzas del mal. Se han percatado cual es el punto débil, y atacan sin tapujos ni piedad por ese agujero que suele abrir la vanidad.
Cuando tengan cumplido sus objetivos, se oirá en el asentamiento rústico el inquietante eco de la risa de la arpía. Ya lo conoces pues lo has sufrido antes. Jijijíiiiií. Luego..., ajo y agua y ahí te quedas, tirada en el barrizal lamiendo tus heridas.
Va por ti mocé, (que diría el aragonés) si es que oír y leer entre renglones quieres.
Salud.
Son los fértiles valles, donde mora
la grácil morena que me enamora,
y no teme ante el cruel encapuchado.
Dos pajilusos, han hincado hasta
las trancas en el barro sus dos patas,
y se atizan lampreazos en sus muy chatas
luces que, resoplan como una flauta.
Una panda de mangantes aplauden
semejantes instantes, mientras urden,
la manera de romperle sus pautas.
El pueblo que ha sido maltratado
siempre, está mirando pero callado
la tunda idiota que ambos se están dando.
Así ha pasado siempre y pasará,
son expertos en el arte de jucheá
a esas gente que no les apetece
tragar, sus bobas y frágiles memeces.
¡Ojo al dato!, bella mocita hermana por causalidad, que están trabajando con ahínco las negras sombras que siempre estuvieron revoloteando en el lugar y que, obtuvieron su fuerza, dividiendo al personal. Son arteros y amigos del dinero y de las fuerzas del mal. Se han percatado cual es el punto débil, y atacan sin tapujos ni piedad por ese agujero que suele abrir la vanidad.
Cuando tengan cumplido sus objetivos, se oirá en el asentamiento rústico el inquietante eco de la risa de la arpía. Ya lo conoces pues lo has sufrido antes. Jijijíiiiií. Luego..., ajo y agua y ahí te quedas, tirada en el barrizal lamiendo tus heridas.
Va por ti mocé, (que diría el aragonés) si es que oír y leer entre renglones quieres.
Salud.