UN MAL EJEMPLO DEL CATALÁN
Sólo en uno. Y con un enorme esfuerzo. Comprender dos les sería, sencillamente, imposible. Pero si he escrito "podrían", y no "pueden", es porque Héctor y Eloy a duras penas se manejan con el lenguaje de los signos. Ocurre el verdadero gran problema de Héctor y Eloy no son sus oídos, sino sus padres. Unos modestísimos padres inmigrantes que se empeñan en sabotear la construcción nacional de Cataluña dirigiéndose a sus hijos en la única lengua que conocen, el castellano.
Como cada septiembre, Héctor y Eloy se acaban de incorporar a las clases. Y como cada septiembre, vuelven cada día a casa sin haber descifrado nada de lo explicado en el aula. Y como cada septiembre, el inspector de la Consejería de Educación les aclarará –por enésima vez– a esos padres que la inmersión lingüística resulta obligatoria para todos; que tampoco este curso habrá excepciones con nadie; y que "nadie" sigue significando nadie.
Y como cada septiembre, Héctor y Eloy comenzarán a recibir la asistencia del logopeda de la Generalidad durante cuatro horas a la semana. Y como cada septiembre, el logopeda les hablará exclusivamente en catalán, aunque sepa que resulta inútil porque ellos seguirán sin entenderlo por que ellos solo hablan el castellano o el Extremeño.
Pero el señor logopeda erre que erre con el catalán, y el pobre Héctor y Eloy se les caen gotas de sudor más grande que él RIO tajo por aprender el catalán,
Y cuando llegan ha casa su madre que es de Ecija y su padre que es del Valle de Matamoro le preguntan, que como os fue hoy con el idioma, y ellos les responden, bueno hoy solo hemos aprendido a decir adeu o algo así,
Sólo en uno. Y con un enorme esfuerzo. Comprender dos les sería, sencillamente, imposible. Pero si he escrito "podrían", y no "pueden", es porque Héctor y Eloy a duras penas se manejan con el lenguaje de los signos. Ocurre el verdadero gran problema de Héctor y Eloy no son sus oídos, sino sus padres. Unos modestísimos padres inmigrantes que se empeñan en sabotear la construcción nacional de Cataluña dirigiéndose a sus hijos en la única lengua que conocen, el castellano.
Como cada septiembre, Héctor y Eloy se acaban de incorporar a las clases. Y como cada septiembre, vuelven cada día a casa sin haber descifrado nada de lo explicado en el aula. Y como cada septiembre, el inspector de la Consejería de Educación les aclarará –por enésima vez– a esos padres que la inmersión lingüística resulta obligatoria para todos; que tampoco este curso habrá excepciones con nadie; y que "nadie" sigue significando nadie.
Y como cada septiembre, Héctor y Eloy comenzarán a recibir la asistencia del logopeda de la Generalidad durante cuatro horas a la semana. Y como cada septiembre, el logopeda les hablará exclusivamente en catalán, aunque sepa que resulta inútil porque ellos seguirán sin entenderlo por que ellos solo hablan el castellano o el Extremeño.
Pero el señor logopeda erre que erre con el catalán, y el pobre Héctor y Eloy se les caen gotas de sudor más grande que él RIO tajo por aprender el catalán,
Y cuando llegan ha casa su madre que es de Ecija y su padre que es del Valle de Matamoro le preguntan, que como os fue hoy con el idioma, y ellos les responden, bueno hoy solo hemos aprendido a decir adeu o algo así,