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ALMENDRAL: A veces mocita, desde mi perspectiva duendil, tengo...

A veces mocita, desde mi perspectiva duendil, tengo la sensación de que las escenas que se desarrollan en las pistas de este circo, las he vivido ya antes, que sólo son repeticiones y repeticiones y repeticiones de otras que ya se representaron antes. Siempre me pregunto quién sería el primer guionista y director de escena que le dio forma, voz y movimiento a tantos figurantes, para que el espectáculo, además de agradable (o desagradable, según el efecto buscado) a los sentidos de los sólo pasivos mirones, resultara algo coherente y no un esperpento sin sentido.

Son o somos tantos los que sin apercibirnos apenas o, teniendo nada más que un vaga sospecha; nos movemos en el escenario de acuerdo con las pautas que llevamos grabadas en nuestro subconsciente, aún a pesar de que el consciente nos reproche constantemente que obedezcamos más
a la rutina primitiva del instinto primario que, a las órdenes imperiosas que nuestro más elaborado cerebro nos da, en el casi siempre siempre infructuoso empeño de que no nos comportemos cuales animales de rapiña.

Que a cuento de qué coño vienen estas dos parrafadas tan largas y complicadas para una mente tan primaria como la mía, moza degollada y manca que presides desde tu peana una fuente más reseca que el serón de unos caleros; ahora mismo ni lo recuerdo pero, mirando en cualquiera de las pistas de este enorme tinglado al que le decimos circo y viendo, que los personajes obedecen más a su filias y fobias que a lo que el menos común de los sentidos les aconseja con insistencia, me parece que somos más marionetas integrantes de un inmenso guiñol. Títeres movidos por manos invisibles, ocultas tras espesos cortinajes a veces de estameña y otras de terciopelo. Manos hábiles que a su vez, obedecen a unos cerebros dotados de un complicadísimo mecanismo, capaz de elaborar las más increíbles comedias o dramas, cuyo desarrollo, sigue imperturbable los tres principios ancestrales ya de, planteamiento, nudo y desenlace.

Joder degollada, manca y seca, si los dos primeros párrafos son un coñazo, este tercero es la repolla hecha un rompecuernos porque; hasta yo mismo me estoy perdiendo en mi laberinto aunque, me parece, que ya está escrito lo que quería decir; con la excepción que, aún no aclara mi tarro el porqué, alguien es capaz de borrar unas imágenes que, si no le agrada, pues que no las mire, a no ser, que se haya erigido en el gran censor universal y piense, que eliminándolas, me elimina y por consiguiente, calla mi voz. En cuyo caso, el último que apague el candil.

La verdad es, que tenía pensado hablar de las farmacéuticas y cómo se fomenta el miedo para sacarle producto, pero me ha salido este bodrio.

Salud.