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ALMENDRAL: De Monsalud hasta el hoy enclave portugués sito en...

De Monsalud hasta el hoy enclave portugués sito en el Monte Saraz, o Monsaraz, del concelho de Reguegos, distrito de Évora, en pleno corazón del Alentejo, por entre encinares poco poblados y, desde allí, en otro salto, hasta la mismísima Marvao, nido de águilas en la sierra de la Estrella, Alto Alentejo, parque natural de San Mamede, que debe su nombre al fundador de nuestra desconocida Batalyaws o, en árabe clásico, Al Muasasa Batalyaws. O sea, Badajoz.

De sierra en sierra, de fortificación en fortificacíón, mocita, mi duendin ectoplasma acaba derrengado en una silla incómoda de las que hay en la terraza de una taberna de las de la Plaza Alta, a los píes de la torre albarrana que decimos de Espantaperros, esa que dicen que sirvió de modelo a la sevillana que llaman del Oro, también de planta octogonal.

Como ya había caído el sol por la parte de Portugal y tenía mi artilugio de vuelo a buen recaudo, solicité y obtuve rápido una buena ración de cerveza acompañada de un exquisito y abundante guiso a base de papas y carne de guarro, que, a mi me dejó como nuevo pero quizás, no hubiese sido visto con buenos ojos por el hijo del gallego, Ibn Marwan, aquél muladí que osó desafiar el poder del Califa cordobés y hacer, que desde la alcazaba badajocense, se controlara un amplísimo territorio que abarcaba todo el valle del bajo Guadiana, y el sur de la actual Portugal hasta la mar Oceana.

Y es que caí en medio de una fiesta monumental, que ya se celebra cada año por estos días en recuerdo de la fundación de la ciudad por el rebelde Al Yilliqui allá por los ochocientos ochenta el siglo noveno del primer milenio después de JC.

Hay de todo; encantadores de serpientes, bellísimas bailarinas que exhiben sin pudor su hermoso ombligo incrustado en un vientre plano, al tiempo que les imprimen a sus caderas una rotación que da vértigo y encrespa la libido más pasiva, vendedores de quincalla, echadores de cartas, adivinos, prostitutas, sirleros, carteristas, engañabobos etc etc.

A medida que iba pasando el tiempo e iba tragando una mezcla entre un destilado de chumbos y una bebida moderna a la que le dicen coca y que tiene cola, la que me hizo caer en una especie de modorra de la que desperté ya entrada la mañana de hoy bajo unas palmeras de la Alcazaba, no sé si porque un niño revoltoso me dio una patada en los cuartos traseros o porque el sol me calentaba en exceso los lomos, el caso es, que he podido ver mercachifles llegados desde todas las comarcas del reino de Badajoz, intentaban hacer hacer su septiembre colocándoles sus mercancías a una multitud heterogénea que al buen tuntún deambulaba por entre sus puestos y chiringuitos.

Como pude, me he deslizado por la puerta de Mérida sin que los bigotudos y robustos guardianes de la misma se apercibiesen de mi entre tanta marabunta y tras sumergirme un rato en las aguas cristalinas donde el Calamón se junta con el Anas, fui a recuperar mi artefacto volador sin que antes hubiera de darle una perrillas a un tipejo mal encarado cubierto con un turbante negro y una especie de burka al que, por lo que se ve le dicen gorrilla y que, por no sé qué acuerdo con los regidores municipales, es el encargado de ese menester, o sea, de sacarle los cuartos a los guiris despistados como yo.
Y aquí me hallo ahora en mi cubil del latrio, contándote la aventurilla e informándote, del fiestorro en cuestión, por si tienes ganas de darte un garbeo por la urbe ahora que aún hace buen tiempo.

Salud.

Nota.- Hoy estoy ya muy cansado y como además es sabadete, no les diré nada a los del foro de la Plaza Chica. ¡Esos hombretones!