Mocita, dicen los estudiosos de estas cosas, que fue un emperador romano llamado llamado Aurelio (del color del oro), quien allá por el siglo tercero de nuestra era declaró el 25 de diciembre día de la Fiesta del Sol (Natalis Solís Invocti o nacimiento del sol invicto); “ ¡cómo copio tía!”, para celebrar el culto a Mitra, muy apreciado por las legiones romanas y cuyo origen según dicen, se remonta a los persas, novecientos años antes.
Pero vamos al grano. Como los romanos organizaban bacanales durante las Saturnales desde el 17 al 24 de este mes, fiesta dedicada a Saturno, dios de la agricultura, que celebraban la terminación de la campaña agrícola por la terminación de un ciclo agrícola y el inicio de otro nuevo, el Solsticio de Invierno, en que el día solar era el más corto del año y, a partir de ahí, empezaba a crecer un poco cada día, hasta llegar al Solsticio de Verano, por el 22 de junio. Así que había que congraciarse con Saturno para que fuese buena la cosecha al llegar la Primavera.
Aquellas eran unas fiesta familiares, era el mundo al revés, donde lo prohibido estaba permitido, relajación moral, desenfreno y excesos con la comida la bebida y la carne. Se ridiculizaba a los gobernantes y a las leyes, el amo servia a los esclavos, que eran parte de la familia. Y en fin, todo lo que hiciese falta. Algo así, como si en esta época que vivimos, juntásemos la Navidad con los Carnavales.
Si fuésemos tan condescendientes como era aquella gente en asuntos religiosos, el día 17 honraríamos a Saturno, el 24 sería en honor de la diosa egipcia Nut, que era esposa del dios Sol Ra, y que sólo podía dar a luz cuatro días al año, el primero el 24 de diciembre, el 25 a Mitra, dios del cielo sirio, protector de los legionarios.
Pero claro, como los cristianos de entonces denominaban a estos festejos con el nombre de fiesta de los esclavos porque se les permitía comer más y trabajar menos y, como estaban tan arraigadas en el entramado social, que era imposible erradicarlos, las solaparon y les dieron apariencia cristiana.
De todo esto viene lo que llamamos la Natividad, y se hizo coincidir el nacimiento de un dios, Jesús, que después fue clavado en una cruz. ¿Verdad o no, recia moza?
Que os lo paséis lo mejor que podáis y que me toque la lotería, que el dinerito siempre viene bien en este mundo de fariseos y mercaderes.
Salud.
Pero vamos al grano. Como los romanos organizaban bacanales durante las Saturnales desde el 17 al 24 de este mes, fiesta dedicada a Saturno, dios de la agricultura, que celebraban la terminación de la campaña agrícola por la terminación de un ciclo agrícola y el inicio de otro nuevo, el Solsticio de Invierno, en que el día solar era el más corto del año y, a partir de ahí, empezaba a crecer un poco cada día, hasta llegar al Solsticio de Verano, por el 22 de junio. Así que había que congraciarse con Saturno para que fuese buena la cosecha al llegar la Primavera.
Aquellas eran unas fiesta familiares, era el mundo al revés, donde lo prohibido estaba permitido, relajación moral, desenfreno y excesos con la comida la bebida y la carne. Se ridiculizaba a los gobernantes y a las leyes, el amo servia a los esclavos, que eran parte de la familia. Y en fin, todo lo que hiciese falta. Algo así, como si en esta época que vivimos, juntásemos la Navidad con los Carnavales.
Si fuésemos tan condescendientes como era aquella gente en asuntos religiosos, el día 17 honraríamos a Saturno, el 24 sería en honor de la diosa egipcia Nut, que era esposa del dios Sol Ra, y que sólo podía dar a luz cuatro días al año, el primero el 24 de diciembre, el 25 a Mitra, dios del cielo sirio, protector de los legionarios.
Pero claro, como los cristianos de entonces denominaban a estos festejos con el nombre de fiesta de los esclavos porque se les permitía comer más y trabajar menos y, como estaban tan arraigadas en el entramado social, que era imposible erradicarlos, las solaparon y les dieron apariencia cristiana.
De todo esto viene lo que llamamos la Natividad, y se hizo coincidir el nacimiento de un dios, Jesús, que después fue clavado en una cruz. ¿Verdad o no, recia moza?
Que os lo paséis lo mejor que podáis y que me toque la lotería, que el dinerito siempre viene bien en este mundo de fariseos y mercaderes.
Salud.