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Mozuela:
Ya que tenemos montado el Belen, sería bueno saber que su nombre viene Bet-le-hem, que quiere decir casa del pan. Bet-le-hem, en aquellos tiempos era un pequeño núcleo urbano situado a unos nueve kilómetros de Jerusalén que tendría unos mil habitantes.

Esta recreación del nacimiento de Jesús ahonda sus raíces en el año 1.223 cuando, a Francisco de Asís, que volvía de Jerusalén, le sorprendió la Natividad cerca de un pequeño pueblo italiano llamado Rieti y decidió celebrarla en una ermita, reproduciendo en vivo las circunstancias en las que se produjo el alumbramiento. Para ello construyó una pequeña casa de paja y llevó un asno y un buey prestados por los vecinos. Como hacía frío, un muñeco hacía de niño. Sigue contando la leyenda, que en el momento del nacimiento el muñeco empezó a llorar y se hicieron presentes el niño, José y María, llenándose el lugar de ángeles. De ahí la idea de reproducir de esta manera aquel acontecimiento, que muy pronto se extendió por Italia.

Hay quienes dicen que la tradición fue introducida en España por los franciscanos allá por el siglo XV, aunque el primero que se conoce es uno que data de 1.300, que pertenecía a la catedral de Barcelona.

Cuando Carlos III, el mejor alcalde de Madrid, en el siglo XVIII, deja el trono de Nápoles y se convierte en el rey de España, encargó más de doscientas figuras a los valencianos José Estévez Bonet y José Ginés Marín y al murciano Francisco Salzillo, para el llamado “Belén del Principe”, que regaló a su hijo y sucesor Carlos IV. Figuras que eran de tamaños diferentes para dar una idea de perspectiva una vez colocadas, muchas de las cuales todavía se conservan.

Entonces es cuando se puso de moda por la península, primero entre las clases pudientes, con figuras refinadas y lujosas y, después, al resto de la sociedad, con figurillas de barro o cartón, más accesible para los humildes.

Se le llama según la zona, nacimiento, portal, pesebre y, es en Totana (Murcia) donde se fabrican la mayoría de las figuras.
Hala, a pasarlo bien, y tened cuidado si lo personificáis en vivo, no vaya a ser que os queméis haciendo las migas, que el vinillo de la bota no casa bien con las llamas.
Salud.