Ordenanzas.-Carlos III, rey de profesión u oficio por la gracia de Dios, de todos los españoles fueren o no cristianos. El mejor alcalde de los madriles. Mírala, mirala, ahí está la Puerta de Alcalá:
“No quiero en mi reales ejércitos ni gitanos ni mucianos ni gente de mal vivir, y si alguno ingresare, sera a guisa de pínfano o turuta y llevará en la bocamanga de su uniforme una escarapela en forma de coca para diferenciar a esta vil canalla del resto de mis leales y bravos soldados”.
Nota.- Muciano no es igual a murciano, no vayamos a pollillas, que decía un amigote mío natural de Graná.
Que los ejércitos de todos los reinos y repúblicas que son y han sido a los largo de la historia, han nutrido siempre sus filas con gentes de pelo en pecho, de tíos echaos pa lante, es cosa archiconocida; que se colaba algún que otro florón, también, y que no estaban tan mal mirados como en la estrecha sociedad llamada civil de la época, pocos lo dudan, sobre todo si han hecho la mili cuando había que hacerla por güevos pues, en esos menesteres del guerrear, todos juntos y cada uno por sí mismo cumple una función que es necesaria para la buena marcha del conjunto.
Que hoy como ayer, en nuestros ejércitos haya muchas mujeres y hombres nacionales y extranjeros, muchos de los cuales perecen en el ejercicio de las misiones que el Estado de Derecho que disfrutamos les asigna, ¿para qué decirlo?
Que La Legión, ese cuerpo de élite, acudieran en masa al grito de: ¡A mi la legión!, proferido por alguno de sus integrantes cuando se metían en trifulcas, sobre todo en Melilla o Ceuta, excuso decirlo, pero que, por el hecho de que unos mozalbetes se vayan de botellón en plan busca-jarana y sean contestados con o sin razón por los provocados, que sus paisanos tengan que ir como los habitantes de Fuenteovejuna a apoyarlos todos a una, me parece el colmo del disloque mental, entre otras cosas, porque el que se mete en esos berenjenales, ya sabe a qué se expone y, porque quien no sea capaz de mear lo bebido, mejor que no trasiegue más de lo razonable.
Ahora bien, si la embriaguez no es habitual sino buscada de propósito al objeto de tener una atenuante a la que echar mano en caso de que haya que responder ante el órgano jurídico competente en caso necesario, la cosa ya toma otros rumbos y no tiene nada que ver con el famoso ¡A mi la legión!, y mucho menos con: ¿-Quién mató al comendador? - Fuenteovejuna, señor, como dijo Pedro Crespo cuando era interrogado.
En la Comarca de Olivenza, ya teníamos y seguimos teniendo bichos y fieras, entre los que nos encontramos nosotros dos moza recia, pero si además nos vienen de la Comarca de Zafra Río Bodión, por ejemplo, a dar lecciones teóricas de lo que los almendralenses debemos o deberíamos hacer o haber hecho en determinada circunstancia, pues va a ser que no. No por nada, sino porque antes de aconsejar o dar lecciones a sus nativos, es condición imprescindible comprender su idiosincrasia y, nos guste o no, Almendral, (para ti y para mi El Desalmendrado o Carcundia), es conocida por los alrededores como una villa noble y principal, con tres iglesias y un convento (había más). Y no sigo porque no me agradan esos cimientos.
Salud.
“No quiero en mi reales ejércitos ni gitanos ni mucianos ni gente de mal vivir, y si alguno ingresare, sera a guisa de pínfano o turuta y llevará en la bocamanga de su uniforme una escarapela en forma de coca para diferenciar a esta vil canalla del resto de mis leales y bravos soldados”.
Nota.- Muciano no es igual a murciano, no vayamos a pollillas, que decía un amigote mío natural de Graná.
Que los ejércitos de todos los reinos y repúblicas que son y han sido a los largo de la historia, han nutrido siempre sus filas con gentes de pelo en pecho, de tíos echaos pa lante, es cosa archiconocida; que se colaba algún que otro florón, también, y que no estaban tan mal mirados como en la estrecha sociedad llamada civil de la época, pocos lo dudan, sobre todo si han hecho la mili cuando había que hacerla por güevos pues, en esos menesteres del guerrear, todos juntos y cada uno por sí mismo cumple una función que es necesaria para la buena marcha del conjunto.
Que hoy como ayer, en nuestros ejércitos haya muchas mujeres y hombres nacionales y extranjeros, muchos de los cuales perecen en el ejercicio de las misiones que el Estado de Derecho que disfrutamos les asigna, ¿para qué decirlo?
Que La Legión, ese cuerpo de élite, acudieran en masa al grito de: ¡A mi la legión!, proferido por alguno de sus integrantes cuando se metían en trifulcas, sobre todo en Melilla o Ceuta, excuso decirlo, pero que, por el hecho de que unos mozalbetes se vayan de botellón en plan busca-jarana y sean contestados con o sin razón por los provocados, que sus paisanos tengan que ir como los habitantes de Fuenteovejuna a apoyarlos todos a una, me parece el colmo del disloque mental, entre otras cosas, porque el que se mete en esos berenjenales, ya sabe a qué se expone y, porque quien no sea capaz de mear lo bebido, mejor que no trasiegue más de lo razonable.
Ahora bien, si la embriaguez no es habitual sino buscada de propósito al objeto de tener una atenuante a la que echar mano en caso de que haya que responder ante el órgano jurídico competente en caso necesario, la cosa ya toma otros rumbos y no tiene nada que ver con el famoso ¡A mi la legión!, y mucho menos con: ¿-Quién mató al comendador? - Fuenteovejuna, señor, como dijo Pedro Crespo cuando era interrogado.
En la Comarca de Olivenza, ya teníamos y seguimos teniendo bichos y fieras, entre los que nos encontramos nosotros dos moza recia, pero si además nos vienen de la Comarca de Zafra Río Bodión, por ejemplo, a dar lecciones teóricas de lo que los almendralenses debemos o deberíamos hacer o haber hecho en determinada circunstancia, pues va a ser que no. No por nada, sino porque antes de aconsejar o dar lecciones a sus nativos, es condición imprescindible comprender su idiosincrasia y, nos guste o no, Almendral, (para ti y para mi El Desalmendrado o Carcundia), es conocida por los alrededores como una villa noble y principal, con tres iglesias y un convento (había más). Y no sigo porque no me agradan esos cimientos.
Salud.
