ALMORCHON: SER FERROVIARIO. - EL PODER DE LA MEMORIA ...

SER FERROVIARIO. - EL PODER DE LA MEMORIA
Pongamos que hablo de Almorchón
Sin duda, el ferrocarril constituye una de las invenciones más contundentes de la modernidad. La fuerza arrolladora de una locomotora, que es capaz de arrastrar vagones de pasajeros y pesadísimas cargas de mercancías, sigue siendo un símbolo de potencia, a pesar del paso del tiempo. Si a ello agregamos la estructura edilicia que acompaña desde sus inicios el complejo ferroviario: estaciones, talleres, depósitos, tanques de agua o barrios ferroviarios, todo es de un enorme peso material. Pero si analizamos la situación de deterioro de algunas líneas y estaciones de los ferrocarriles en nuestra país, fuera de ese contexto de que es la alta velocidad española (AVE), comprobaremos que esa imagen contrasta con el estado de abandono y deterioro en que se encuentran: servicios que han desaparecido, líneas que ya no circulan, estaciones y talleres abandonados, material rodante desmantelado, áreas ferroviarias que semejan verdaderos cementerios.
Ante este patrimonio material tan deteriorado, se nos presenta su contraparte, el patrimonio intangible, sostenido por un fuerte imaginario social, que se basa en una historia común que se transmite de generación en generación. Así, la memoria que parecería el más efímero de los testimonios del pasado, se hace fuerte con el relato y las vivencias de los protagonistas del "mundo ferroviario".
La memoria da vida, da voz a objetos y construcciones, por eso recuperarla y trasmitirla es la mejor forma de despertar el interés por el patrimonio material y de lograr la decisión de conservarlo mediante políticas concretas, ese patrimonio intangible ferroviario y la vivencia de cada uno de las familias ferroviarias permite reconstruir unos recuerdos de relaciones laborales y sociales que sólo la entrevista puede reproducir como fuente histórica.
La historia del ferrocarril y su mundo pueden encararse desde las más diversas miradas: económica, social, técnica, geopolítica, entre tantas otras, pero la historia oral, que registra la memoria de los protagonistas, nos aporta la rica experiencia de los actores sociales que no aparece en la historia "oficial" de los ferrocarriles. Adquieren así presencia histórica las mentalidades, los sentimientos, las percepciones, de quienes formaron parte de ese universo tan singular. La memoria es uno de los factores más importantes en la construcción de la identidad de los grupos humanos. En este caso, la pertenencia al ferrocarril marcó a muchas generaciones que se involucraron con él. El pasado ferroviario es entrañable, así van surgiendo temas comunes, sentimientos y visiones coincidentes que constituyen un interesante motivo de análisis y reflexión.
La importancia de ser ferroviario
El ferroviario tiene clara conciencia de la trascendencia que tuvo el ferrocarril como factor de desarrollo en cada una de las poblaciones por las que pasaba, ya fuera grande o pequeña, y la importancia que cada trabajador tenía desde su función.
Se recuerda la animación que provocaba en el entorno de cada estación la presencia de ferroviarios y pasajeros. Fondas, hoteles, plazas pobladas de gente y el espacio de encuentro social que constituía el andén son evocados por todos como parte de una época floreciente y mejor.
Donde hubo talleres o estaciones actualmente desactivados ha quedado un sentimiento de pérdida, de decadencia, que marcó a muchas poblaciones.
Existe un orgullo muy grande de pertenecer al ferrocarril, con una alta conciencia de la responsabilidad que implicaba cada función dentro de la empresa. Era un enjambre de trabajadores que conjugaban especialidades, talento y esfuerzo para que el sistema funcionara.
Las tareas estaban regladas por un manual preciso, que determinaba las funciones de cada trabajador. Esa especialización creaba un sentido de responsabilidad que determinaba que cada uno se sintiera parte de un engranaje que funcionaba con el aporte y el conocimiento de todos.
La posibilidad de ascenso era un factor determinante. Mejorar dentro del escalafón obteniendo un mejor puesto y el consiguiente aumento salarial era algo posible y eso daba seguridad y la convicción de que con esfuerzo se podía progresar dentro de la empresa.
En torno a muchos centros ferroviarios se crearon barrios donde sentaron sus raíces las familias de los trabajadores. El hecho de desarrollar sus vidas en la proximidad del lugar de trabajo y de los compañeros, potenció aún más el sentido de pertenencia de quienes compartían ese espacio de convivencia.
El movimiento permanente
El traslado de los trabajadores ferroviarios era una de las constantes en su vida laboral. El recorrido permanente que es la esencia del ferrocarril, también lo es de sus trabajadores. La memoria de los ferroviarios nos remite no solamente al recorrido que la red vial imponía a quienes cumplían distintas funciones en la empresa, sino a otro gran circuito que estaba conformado por los pueblos a los que la "familia ferroviaria" era trasladada.

La identidad de los ferroviarios
El "ser ferroviario" constituye un rasgo distintivo respecto a otros trabajadores, tal vez sólo comparable al sentido de pertenencia que los trabajadores docentes han tenido a lo largo de su historia.
No existen muchos ejemplos comparables al sentimiento que implica aquello de ser ferroviario.
Esto se vincula directamente a lo que conocemos como "familia ferroviaria", que incluía a los compañeros de labor, no sólo cotidianos sino a todo aquel que se desempeñara en el ferrocarril aunque fuera a miles de kilómetros de distancia.
J. J. C.