Se produjo un conflicto entre los dos párrocos existentes y los habitantes de esta localidad trasladaron las imágenes al nuevo templo creado. Otra anécdota interesante local fue, que los párrocos se turnaban en el culto local de la misma y dependiendo del toque de
campana los ciudadanos de
Burguillos del Cerro sabían si era un párroco u otro.