Tras la ocupación del territorio por la Orden del Temple en 1.229, el núcleo quedó incluido en el Bayliato de Jerez. A la disolución de éste, Burquillos se convirtió en Señorío, pasando por numerosas titularidades hasta integrarse en 1.393 como propiedad de Don Diego López de Zúñiga o Stúñiga, Señor de la
Casa de Béjar, en cuya demarcación se mantuvo hasta el siglo XIX. En el XVI, y bajo Doña Teresa de Zúñiga y Guzmán, conoció la Villa su mayor esplendor, en tanto que durante las guerras hispano-portuguesas del XVII y XVIII experimentó repetidos arrasamientos y otros avatares.