Desde que se sale del
pueblo, varias personas llevan en sus mochilas, café, perrunillas, bizcochos y licores, que van ofreciendo durante el
camino. En el camino se hacen tres paradas, una, para despedir a las personas que no pueden subir, otra, para orar por los que ya no estan con nosotros, y la tercera en el kilómetro cinco que claramente marca la
sierra y en donde ahí sí, se descansa y se repone fuerza para continuar todo el camino de subida hasta el
Monasterio.