Es uno de los elementos más representativos de la protohistoria extremeña, destacando la conservación de sus muros de tapial sobre paramento de mampostería con los que forman varias dependencias o habitáculos. Aunque aún está en proceso de excavación, se puede intuir la monumentalidad del
edificio, datado en el periodo orientalizante, en torno al
ecuador del I milenio a. C., si bien, hay estructuras posteriores sobre él. En las cercanías se conservan los restos de una necrópolis de incineración, donde se aprecia una gran tumba con masa tumular entre otras ya muy arrasadas.