Bueno, bueno, Antonio, ¡claro que me acuerdo de Silvia, más alegre que unas castañuelas!
Ah, para que veas que Orellana está muy dentro de mí, he de decirte que mi mujer también es de allí, aunque se vino muy pequeña a Campanario (con dos años).
Ah, para que veas que Orellana está muy dentro de mí, he de decirte que mi mujer también es de allí, aunque se vino muy pequeña a Campanario (con dos años).