A la vista de los restos materiales del edificio se deduce que es en el siglo XVIII, probablemente a partir de sus décadas centrales, cuando la comunidad consiguió los fondos económicos suficientes para realizar una amplia serie de obras de ampliación y reforma del edificio, complementadas con trabajos de ornamentación de todo el interior, algunos restos de los cuales han conseguido superar el paso del tiempo y la incuria de los hombres.