De la
historia del
convento hay pocos datos. Se sabe, sin embargo, que desde principios del siglo XVII se ubicaban en él tres cofradías, las de
San Diego, San Antonio de Padua y la de la
Santa Cruz. Se documenta también la existencia de una
capilla dedicada al Dulce Nombre de Jesús Nazareno, para la que se construye un
retablo nuevo en 1728, obra de Sebastián Jiménez