Ambos, monjes, que profesaban en el Monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce, Sevilla; hallaron refugio en Europa, ya que la Inquisición pretendió apresarlos por sus ideas afines a la Reforma. Se destaca por ser uno de los discípulos de Juan Calvino, traduciendo la primera edición castellana de Institución de la religión cristiana en 1597.