También tendrá un floreciente
comercio. La importancia de los nobles en la villa incrementarán su posición con respecto a otras, dándole renombre dentro del reino de
Sevilla, como la última de las grandes
plazas de los hispalenses en la
sierra norte. De esta época es la fundación del
convento de
San Francisco en 1563, por parte de los frailes franciscanos de la provincia de San Miguel, tras una breve disputa con los frailes franciscanos de la provincia de San Gabriel, habiendo dos comunidades distintas en las
ermitas de San Antón y de los
Santos Mártires. Finalmente, sería la comunidad asentada en esta segunda
ermita la que permanecería en la villa hasta la desamortización de 1835.