Historia:
Los naturales de Fuenlabrada ostentan el apelativo de calabreses o calabreños. Según una vieja tradición que se mantiene bajo diferentes versiones, aquí hizo San Ildefonso un peculiar milagro. Tras detenerse a orar en estos parajes, de paso para Toledo, el Santo continuó su camino. Ya lejos, advirtió que había olvidado el breviario, por lo que, a pesar del calor y lo desolado del paisaje decidió retornar para recuperarlo. El iniciar su andadura de vuelta, dos filas de árboles fueron surgiendo a su paso de forma milagrosa para darle cobijo y marcarle el punto exacto donde se encontraba el breviario. En recuerdo de tal acontecimiento, se erigió en el lugar una ermita, hoy ya desaparecida.