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GARGALIGAS: Artículo publicado en la prensa por ADENEX (Asociación...

Artículo publicado en la prensa por ADENEX (Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura), el 05/07/04, Día Mundial del Medio Ambiente.
CRISIS AMBIENTAL Y DESARROLLO SOSTENIBLE EN EXTREMADURA
Extremadura tiene un patrimonio natural de incalculable valor. Esto enorgullece a los extremeños y a sus políticos, que suelen proclamarlo a los cuatro vientos a la mínima ocasión. Sin embargo, el medio ambiente y la naturaleza extremeña están pasando en los últimos años por una de las peores crisis que se hayan conocido.
Las propuestas actuales de gestión del territorio y del medio natural y medioambiental, cuestión que afecta a toda, toda, Extremadura, tienen fuertes similitudes con aquellas mismas que lo destruyen. Progreso económico basado en el despilfarro de recursos naturales, modernización de los mercados, competitividad entre los poderosos, bienestar materialista, etc. Qué duda cabe que estas estrategias consiguen grandes beneficios económicos inmediatos y algunos puestos de trabajo de empleo precario. Pero, a la postre, está ya suficientemente demostrado que traen contaminación, perdida irremplazable de los bienes naturales y pobreza cultural, emocional y material para las gentes.
La actual dispersión de la gestión pública medioambiental y la voluntaria falta de una decidida coordinación general de las políticas medioambientales regionales es evidente. Se cede a las presiones macroeconómicas y se tiene miedo de enfrentarse a los poderes fácticos del libre mercado que solo desean un lucro casi instantáneo con nuestra naturaleza; se busca el rendimiento de las políticas agrícolas, ganaderas, energéticas, de infraestructuras, urbanísticas, industriales... A costa del medio ambiente; sin reparar en el futuro ni en el porvenir natural de los venideros extremeños y extremeñas, dando por hecho que ellos pudieran prescindir de la Naturaleza para su calidad de vida. Ejemplos podemos encontrarlos por doquier. Fomento de nuevos regadíos en base a un modelo intensivo, agresivo y subvencionado donde los únicos que ganan son las multinacionales del pesticida y afines; ausencia de planes regionales de fomento de las energías renovables y nulo interés por la solución del problema nuclear; impulso de obras hidráulicas cuyo espíritu es propio de viejas culturas de pasados tiempos; minas en paisajes que solo unos metros más allá, pasada la frontera de la Comunidad Autónoma, están protegidos; errores burocráticos en las acciones de protección de los espacios naturales ya declarados y la consecuente reversión; apatía en el desarrollo integral de las leyes regionales de protección de la naturaleza; dejación de las directrices de vigilancia ambiental ante las agresiones cada vez más frecuentes y flagrantes; prisas por tener nuevas infraestructuras como el AVE y abandono de las existentes (hay muchos tramos en los que los trenes regionales no marchan ni a 40 Km/hora); merma alarmantemente rápida de la riqueza de flora, fauna y paisaje; etc, etc...
Eso si, se abusa de la palabra sostenibilidad, obviándose totalmente el desarrollo práctico del concepto que representa dicha palabra. Es lógico. Hacer lo primero es fácil, simple y políticamente bien vendible y rentable. Mientras que lo segundo, a pesar de ser tan sencillo como lo es la lógica de lo natural, precisa valor y requiere una decidida decisión de cambio social. Actualmente falta mucha imaginación, nuevas ideas para la gestión del entorno natural y un interés palpable por conservar desde la sostenibilidad aquello que sólo se apreciará en su justa medida cuando, por desgracia, se eche en falta. Todo en razón de un supuesto progreso que se viene demostrando un falso desarrollo humano. Valga aquí el ejemplo de la dehesa y el jamón de pata negra. Cuando se arrancaron millones de encinas se hizo, y se permitió, con la intención de obtener más lucro de una tierra desconocida en su valor ecológico; si hubiésemos conservado aquellos paisajes productivos a largo plazo hoy tendríamos más jamones y más riqueza económica y natural. De ello hace ahora solo 25 años y, por entonces, nos tacharon a los ecologistas de idealistas utópicos cuando no de reaccionarios “antiprogreso”. Mira por donde ha venido a resultar lo contrario.
Actualmente todo parece basarse en los mismos parámetros, en razonar que no se tiene más remedio que ir destruyendo poco a poco aquello que los contrarios políticamente destruirían mucho más rápido. Pero ambos ritmos no son sino las dos caras de una misma moneda. Dos caras de un mismo modelo de tipo desarrollista, demostrado ya empíricamente insostenible. Un modelo ultra consumista que solo tiene en cuenta el volumen del derroche, los números del despilfarro, y que se refleja en el exclusivo indicador del nivel de vida, resumido en el “tanto dinero tienes tanto vales y tan desarrollado estás”. Un modelo contrario al fomento de la calidad de vida, expresada sabiamente en el viejo dicho “no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”.
La Naturaleza es un bien en sí misma, un bien con valor propio. La salud y el bienestar psicológico y material de las personas, en definitiva su calidad de vida, tiene todo que ver con el Medio Ambiente. Por esto nos preocupa mucho el estado actual de la cuestión. La grave crisis en la que estamos imbuidos. Se echa muy en falta una voluntad regional políticamente clara que impulse todas esas nuevas ideas de sostenibilidad, de las que tanto se discursean y se escribe pero sobre las que nada o poquísimo se hace.
De manera que desde ADENEX creemos que también la Naturaleza extremeña y su Medio Ambiente precisa de un nuevo talante de dialogo para con ella. Más acorde con las verdaderas necesidades humanas y mucho menos dispuesto hacia los intereses especuladores.
Saludos,
J. Gala.