A QUIEN CORRESPONDA...
Parece que las abundantes lluvias de otoño siguen cayendo tranquila y mansamente en las tierras de Gargaligas.
Hace unos días se derbordó el río por el puente de Guadalperales y fue un peregrinar obligado para ver la riada cada vez menos familiar en el tiempo y en el recuerdo...
! Aquellos años que llegaban las aguas hasta el campo de futbol...¡
Pero estamos contentos, ya tenemos agua para regar el arroz y los tomates del año que viene. Sí, también para llenar la piscina OLIMPICA que nos están haciendo los chicos del Ayuntamiento...
Sin embargo, y como en cada pueblo, aquí nunca llueve a gusto de todos. Este agua que a unos les despeja y refresca las ideas, les abre los ojos y ven el futuro con optimismo y esperanza; a otros les produce escalofríos, les constipa la mente, les aturde el ánimo y la confianza, les emborrona la mirada y no ven mas allá de sus narices...no pueden fiarse de lo que no ven...no confían en nadie...su mundo se limita a ponerse la mano delante de los ojos para mirar por donde pisan...casi siempre ellos son su peor enemigo.
El agua que cae, inocente y generosa, del cielo es la misma para todos, lo único que cambia es el cuerpo y la mente que la reciben.
saludos. C.M.G.
Parece que las abundantes lluvias de otoño siguen cayendo tranquila y mansamente en las tierras de Gargaligas.
Hace unos días se derbordó el río por el puente de Guadalperales y fue un peregrinar obligado para ver la riada cada vez menos familiar en el tiempo y en el recuerdo...
! Aquellos años que llegaban las aguas hasta el campo de futbol...¡
Pero estamos contentos, ya tenemos agua para regar el arroz y los tomates del año que viene. Sí, también para llenar la piscina OLIMPICA que nos están haciendo los chicos del Ayuntamiento...
Sin embargo, y como en cada pueblo, aquí nunca llueve a gusto de todos. Este agua que a unos les despeja y refresca las ideas, les abre los ojos y ven el futuro con optimismo y esperanza; a otros les produce escalofríos, les constipa la mente, les aturde el ánimo y la confianza, les emborrona la mirada y no ven mas allá de sus narices...no pueden fiarse de lo que no ven...no confían en nadie...su mundo se limita a ponerse la mano delante de los ojos para mirar por donde pisan...casi siempre ellos son su peor enemigo.
El agua que cae, inocente y generosa, del cielo es la misma para todos, lo único que cambia es el cuerpo y la mente que la reciben.
saludos. C.M.G.