Nacido en Gargaligas y criado en la capital del hormigon, donde cucarachas asesinas con olor a gasolina van recorriendo las calles, este puente de Mayo he estado en mi pueblo llamado Gargaligas y me he sentido como si estuviera en otro mundo, un mundo de tranquilidad y naturaleza donde aun se puede respirar, he sentido añoranza de tiempos pasados y he visto que el pueblo sigue vivo, este lugar tiene que durar muchisimos años mas no podemos dejarlo morir, por eso digo que hay que resistir.