Aun cuando paso por el
puente primero, se me ponen los pelos de punta, qué recuerdos mas bonitos, qué
paseos nocturnos, qué poco nos importaba que no hubiera discotecas ni nos dejaran entrar en los
bares, ni que tampoco tuvieramos dinero. Qué bien lo pasabamos en el puente, a veces también debajo de él.
Pero es que no solamente han quitado el puente, si no que se han cargado el morrillo. (Sabeis al que me refiero)
Que pena que lo hayan quitado, si hubieran pedido opinión a los de mi generación
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