Durante la Guerra de Sucesión,
Portugal se puso del bando de Carlos de
Austria, por lo que los portugueses invadieron Jerez en 1706, 1710 y 1711. La guerra de sucesión española fue un conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del Tratado de Utrecht en 1713, que tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de
España, último representante de la
Casa de Habsburgo, y que dejó como principal consecuencia la instauración de la Casa de Borbón en el trono de España. En el interior del país, la guerra de Sucesión evolucionó hasta convertirse en una guerra civil entre borbónicos, cuyo principal apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla, y austracistas, mayoritarios en la Corona de
Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714 con la capitulación de
Barcelona y 1715 con la capitulación de
Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de España. Para la Monarquía Hispánica, las principales consecuencias de la guerra fueron la pérdida de sus posesiones europeas y la desaparición de la Corona de Aragón, lo que puso fin al modelo «federal» de monarquía, o «monarquía compuesta», de los Habsburgo españoles.