En 1312, por bula del papa Clemente V, se da la orden de disolución de la Orden del Temple por herejía y malas prácticas y sus posesiones son confiscadas y transferidas a la Corona. Los templarios de
Jerez de los Caballeros se negaron a acatar la orden y se atrincheraron, al principio en la fortaleza y posteriormente en la
torre del
homenaje. Tras una cruenta batalla, los caballeros fueron vencidos, degollados y sus cuerpos arrojados al vacío. Desde entonces, la torre del homenaje de la fortaleza es conocida como «Torre Sangrienta».