Tras el traslado de la guarnición, la ciudadela queda sumida en un período de letargo por falta de actividad, lo que la llevaría a un estado imparable de
ruina que la ponía en trance de desaparición física, a pesar de la robustez de sus
murallas y de la prestancia de sus
torreones, que eran conocidos con los nombres: de las Armas, de la Casilla, de la
Veleta, del Carbón y, entre todas, destacaba la fabulosa
Foto: Vídeo
Torre Sangrienta -del
Homenaje-, donde según la
tradición oral jerezana se llevó a cabo la degollación de los últimos caballeros templarios, que se opusieron a la disolución de su Orden, tras una disposición real del año 1312, firmada por el rey Fernando IV.