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EFEMéRIDES: HOY SE CUMPLEN TRESCIENTOS TREINTA Y CINCO AñOS.
El día 9 de junio de 1671, es decir, hace hoy exactamente trescientos treinta y cinco años, una plaga de langostas se cernío sobre La Codosera. El relato de los hechos refiere como, sobre el medio día, estos insectos comenzaron a llegar con tal intensidad que el cronista de la época refiere el hecho como "terrible y asoladora plaga". Aquí permanecieron, sobre campos y sembrados, toda la noche, intensificándose la nube de langostas a partir de la mañana del día siguiente, durando su presencia hasta, aproximadamente, las cuatro de la tarde. Las consecuencias fueron bastante negativas, perjudicando mucho a los cultivos.
La procedencia de estos insectos no se puede asegurar, si bien las plagas de langosta fueron, hasta no hace mucho tiempo, algo relativamente frecuente. Cabe pensar en un origen norteafricano, ayudados en su desplazamiento, hasta la península Ibérica, por vientos cálidos procedentes del desierto del Sahara.
Si tenemos en cuenta que, por la época del año en que se produjo, la cosecha de cereal (base de la alimentación para todo el año) se encontraría aún por recoger o que, en el mejor de los casos, estaría ya en las eras para la trilla o dispuesta para su almacenaje, los daños en la principal reserva de alimentos debieron ser cuantiosos y de efectos bastante graves.
No hacía, por otra parte, sino llover sobre mojado, es decir, añadir un problema más a la precaria situación económica que se vivía, en Extremadura en general y en esta zona de la Raya en particular, como consecuencia de la Guerra de la Independencia de Portugal que había concluido, apenas tres años antes, en 1668. Este conflicto armado había provocado el abandono forzoso, por espacio de algunos años, de amplias zonas fronterizas. Allí donde la población permaneció y no optó por dejar casas y haciendas, la guerra se mostró en toda su crudeza, asolando poblaciones, produciendo mortandades, institucionalizándose el saqueo generalizado y el robo de ganado y destruyendo todo cuanto los ejércitos, tanto el español como el portugués, encontraban a su paso.
La actitud de los ejércitos fue, en ocasiones, vandálica, poniendo en práctica una política de "tierra quemada" que agudizó tanto el desabastecimiento como la carestía. Se destruyeron las escasas "industrias" locales (molinos, batanes, telares, prensas de aceite, ...) que, en su modestia artesanal, constituían un aporte suplementario muy importante para la economía de las zonas rayanas, sumiendo, aún más si cabe, a sus moradoeres en una situación de escasez y penuria.
Para comprender mejor la situación en la que se encontrarían, por aquel entonces, los habitantes de La Codosera, habría que añadir a todo esto la presión señorial ejercida en nuestro pueblo por el Duque de Alburquerque, titular del señorío laico, que actuaba como una auténtica sangría sobre las modestias economías de los humildes vecinos.
MEDIALUNA.
El día 9 de junio de 1671, es decir, hace hoy exactamente trescientos treinta y cinco años, una plaga de langostas se cernío sobre La Codosera. El relato de los hechos refiere como, sobre el medio día, estos insectos comenzaron a llegar con tal intensidad que el cronista de la época refiere el hecho como "terrible y asoladora plaga". Aquí permanecieron, sobre campos y sembrados, toda la noche, intensificándose la nube de langostas a partir de la mañana del día siguiente, durando su presencia hasta, aproximadamente, las cuatro de la tarde. Las consecuencias fueron bastante negativas, perjudicando mucho a los cultivos.
La procedencia de estos insectos no se puede asegurar, si bien las plagas de langosta fueron, hasta no hace mucho tiempo, algo relativamente frecuente. Cabe pensar en un origen norteafricano, ayudados en su desplazamiento, hasta la península Ibérica, por vientos cálidos procedentes del desierto del Sahara.
Si tenemos en cuenta que, por la época del año en que se produjo, la cosecha de cereal (base de la alimentación para todo el año) se encontraría aún por recoger o que, en el mejor de los casos, estaría ya en las eras para la trilla o dispuesta para su almacenaje, los daños en la principal reserva de alimentos debieron ser cuantiosos y de efectos bastante graves.
No hacía, por otra parte, sino llover sobre mojado, es decir, añadir un problema más a la precaria situación económica que se vivía, en Extremadura en general y en esta zona de la Raya en particular, como consecuencia de la Guerra de la Independencia de Portugal que había concluido, apenas tres años antes, en 1668. Este conflicto armado había provocado el abandono forzoso, por espacio de algunos años, de amplias zonas fronterizas. Allí donde la población permaneció y no optó por dejar casas y haciendas, la guerra se mostró en toda su crudeza, asolando poblaciones, produciendo mortandades, institucionalizándose el saqueo generalizado y el robo de ganado y destruyendo todo cuanto los ejércitos, tanto el español como el portugués, encontraban a su paso.
La actitud de los ejércitos fue, en ocasiones, vandálica, poniendo en práctica una política de "tierra quemada" que agudizó tanto el desabastecimiento como la carestía. Se destruyeron las escasas "industrias" locales (molinos, batanes, telares, prensas de aceite, ...) que, en su modestia artesanal, constituían un aporte suplementario muy importante para la economía de las zonas rayanas, sumiendo, aún más si cabe, a sus moradoeres en una situación de escasez y penuria.
Para comprender mejor la situación en la que se encontrarían, por aquel entonces, los habitantes de La Codosera, habría que añadir a todo esto la presión señorial ejercida en nuestro pueblo por el Duque de Alburquerque, titular del señorío laico, que actuaba como una auténtica sangría sobre las modestias economías de los humildes vecinos.
MEDIALUNA.