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El ascenso de la ultraderechista Marine Le Pen en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas ha hecho saltar las alarmas. El resultado histórico del Frente Nacional, que se alzó con el 18% de los votos, deja en manos de esta formación xenófoba y antieuropea la llave para elegir al futuro presidente de Francia y alter-ego de Angela Merkel.

El odio al diferente, la exaltación de los valores patrios y el nacionalismo excluyente se extienden como una mancha por los países europeos ... (ver texto completo)
La verdad, es que llevo leyendo el Foro hace un tiempo y no he querido escribir hasta ahora. Soy algo mas pequeño que vosotros, pero también viví en la C/ Calvario (Nº69), la casa ya no existe, ahora es una vivienda mas cómoda aparentemente. En esta C/ mis amigos mas allegados fueron Boni (ha fallecido recientemente) Gregorio el de la Sabina, y José Mari que falleció hace bastante en un accidente de automovil.
Mi nombre es Antonio y mis apellidos Morillo Cáceres. Mis padres ya no están, el se llamaba ... (ver texto completo)
Hola Antonio, me dió mucha alegria recibir tu mensaje, seguramenta nos conocemos pero como quizas conozcas yo salí de castuera en el año 1962. Conocia a tus padres, bueno de la calle los conocia a todas las familias, vosotros si no recuerdo mal viviais entre la casa de Boni y la nuestra que era el numero 97. No me acuerdo de este Gregorio el de la Sabina. Bueno Antonio seguiremos en contacto explicandonos algunas historias de nuestro querido puebblo. Yo hace dos años que no boy por alli. Un abrazo. ... (ver texto completo)
Vaya por delante: soy socialdemócrata, milito en el PSOE y he ocupado a lo largo de estos últimos años puestos de asesor de distintos políticos de este partido, el último de los cuales fue, como quizá la gente sepa, el de director del departamento de internacional del vivero ideológico del PSOE, la Fundación Ideas. He intentado contribuir en todos estos puestos a la reconstrucción ideológica del Partido Socialista y a la elaboración de nuevas propuestas, y haciéndolo, he aprendido muchísimo. Les estoy profundamente agradecido a todos aquellos que fueron depositando su confianza en mí. Pero al mismo tiempo que digo esto, me viene a la cabeza una frase: “soy militante, pero cada vez menos simpatizante”. Imagino que se acuerdan de quien la pronunció: sí, en efecto, fue Felipe González.

Mi historia particular no tendría ninguna relevancia, por supuesto, si no fuera para señalar que, si una persona tan próxima al PSOE como he sido yo se siente de esta manera, qué no sentirán aquellos que han tenido una vinculación menor con este partido político. Mi distanciamiento determinó mi salida de la Fundación Ideas, en mayo de este año. Me era cada vez más difícil sostener esa especie de disonancia cognitiva a la que aludía Felipe González: no podía seguir siendo militante a la vez que cada vez menos simpatizante, y quizá mi alejamiento del ámbito más directo de asesoramiento del PSOE podría aliviar de alguna manera el dolor sentido por llevar junto conmigo esa permanente contradicción. Ahora me siento mejor en lo personal. Poner distancia por medio es una de las formas a través de las cuales la mente intenta resolver disonancias. Pero me sigo sintiendo fatal por lo que ven mis ojos: la confirmación de que cada vez hay más gente que se siente, como me pasa a mí, menos simpatizante. La última vez, en estas elecciones vascas y gallegas.

De seguir así, el PSOE pasará a convertirse, con el tiempo, en parte del Grupo Mixto, como dice en un twit mi buen amigo Javier Valenzuela. Conozco a Javier y sé perfectamente que no está intentando hacer simplemente una “boutade”. No es una broma pesada, lo dice de verdad. Algunos piensan que el PSOE tiene un suelo. Nunca he entendido esa forma de pensar, y la realidad parece estar quitándoles la razón, día a día. Espero que el PSOE entienda, de una vez por todas, que tiene que cambiar. Y en lo que sigue apunto una serie de avenidas que quizá el Partido Socialista debería plantearse si quiere seguir sobreviviendo políticamente, es decir, si quiere que “la conciencia progresista de este país” siga estando representada por alguien que tenga, al menos, algunas opciones de ganar elecciones.

1. El Partido Socialista debería de volver a ser lo que una vez fue y ha dejado de ser casi completamente: debería volver a ser un partido de izquierdas, y debería dejar de ser un partido liberal. Mi tesis es que lo que ha pasado a lo largo de los últimos 30 años ha sido precisamente eso: la historia del PSOE es la historia de cómo un partido de izquierdas pasó a convertirse en un partido liberal. No pasó de la noche a la mañana, los cambios se sucedieron poco a poco, pero la realidad es esa, hoy en día tenemos lo que nos merecemos porque solamente representamos a una pequeña porción del electorado, aquella que comulga con una idea más o menos vaga de lo que se entiende por ser liberal. Si prefieren otra expresión: el PSOE es hoy en día un partido de centro. Y como partido de centro carece de futuro. Primera recomendación, por tanto: el PSOE tiene que recuperar su perfil más radical.

2. Segundo, el Partido Socialista tiene que estar del lado de los que están perdiendo con la crisis económica. Y los que están perdiendo con la crisis económica son las clases medias, que cada vez van siendo menos medias y se van empobreciendo progresivamente. El PSOE debe renovar su alianza con la clase media, la crisis supone una oportunidad perfecta para ello. No estoy hablando de tacticismo ni de estrategia: es que los que están perdiendo con la crisis son de la clase media para abajo, un arco amplísimo de gente, que está reclamando a voz en grito (en el sentido literal de la palabra) que haya alguien que les represente.

3. No hay contradicción alguna entre el punto 1 y el punto 2. Simplemente, hay que convencerse de que la clase media-cada-vez-menos-media entiende cada día mejor que solamente una agenda radicalmente igualitaria puede protegerla y reforzarla. Al mismo tiempo, la existencia de una clase media potente es clave, absolutamente clave, para que el país (i) crezca y (ii) lo haga de una manera más sostenible económicamente y cohesionada socialmente. Sí, el objetivo es que la mayor parte de la gente converja hacia la clase media.

4. Para hacer 1 y 2, el PSOE necesita (i) un nuevo equipo y (ii) una nueva forma de relacionarse con la sociedad. Sobre lo primero ya he hablado en otro post en este mismo diario, con lo cual insistiré en ello solamente lo imprescindible. Se necesita gente completamente nueva para que la gente recupere la confianza en este partido político. Rubalcaba y su equipo, fuera. Nadie que haya estado demasiado tiempo en el PSOE puede ser ni esa persona ni ese equipo. Gente nueva, liderazgo reformado, como palanca para ganar credibilidad. Y en relación con lo segundo, el PSOE debe abrirse a la sociedad, establecer nuevas reglas de funcionamiento, ser más poroso a la crítica que viene de fuera (y de dentro). Lo segundo es más fácil que lo primero. Pero sin lo primero será imposible tener lo segundo.

No es solamente del futuro de la socialdemocracia de lo que estamos hablando aquí. Espero que el PSOE también lo entienda. ... (ver texto completo)
Por qué la socialdemocracia pierde fuerza en Europa? ¿Son las ideas, que se han quedado desfasadas? ¿Son sus líderes, que han dejado de conectar con sus bases? ¿Es la globalización o, su copia local, la integración europea, que hace inviable su proyecto de redistribuir rentas y oportunidades? ¿O son la heterogeneidad y fragmentación de las sociedades actuales las que hacen imposible un proyecto como el socialdemócrata, esencialmente homogeneizador?

Estas preguntas nos retrotraen a los problemas históricos de la izquierda con el libre mercado. En sus orígenes, la izquierda despreció a la democracia liberal, pues la consideraba el instrumento mediante el cual la burguesía, que se había librado del absolutismo, explotaba ahora a la clase trabajadora. De ahí que, como ha recordado recientemente Santos Juliá en el contexto español, la izquierda no quisiera repúblicas burguesas, sino revoluciones obreras que instauraran dictaduras del proletariado, es decir, que expropiaran los medios de producción a capitalistas y burgueses.

Pero un día, una parte de la izquierda hizo un sencillo cálculo mental: si la democracia era el gobierno de la mayoría y los trabajadores eran más que los burgueses, entonces las urnas, no la revolución, eran el camino hacia el poder. De ahí que, en la afortunada formulación del politólogo Adam Przeworski, que popularizó el concepto de “piedras de papel”, los trabajadores dejaran de arrojar adoquines a las autoridades y comenzaran a lanzar papeletas a las urnas. Así nació la socialdemocracia, como un gran pacto entre capital y trabajo para redistribuir la renta y las oportunidades en un marco político y económico de carácter liberal. Los socialdemócratas ganaron las elecciones, sí, pero a cambio tuvieron que aceptar la economía de mercado y el sistema de derechos de propiedad inherente a la democracia liberal, un pacto que todavía hoy divide a la izquierda.

La socialdemocracia debería evitar sus dos errores más frecuentes: asfixiar el crecimiento y redistribuir con torpeza
Pese al más de un siglo transcurrido desde su nacimiento como fuerza y proyecto político, el núcleo duro de la identidad socialdemócrata no ha variado mucho, como tampoco lo ha hecho su posición en el espacio político. A su derecha siguen quedando los que creen que es el mercado, y no el Estado, el que más eficientemente redistribuye las oportunidades. Por tanto, no sólo no tienen un problema con la desigualdad, sino que les parece un resultado racional económicamente y aceptable moralmente. De ahí su visión del Estado de bienestar como un anacronismo histórico que desmantelar en aras tanto de la competitividad como del rechazo a vincular las prestaciones sociales a la ciudadanía en lugar de a la productividad. La solución conservadora a la crisis no pretende sólo restringir los derechos sociales y limitar el Estado de bienestar, sino también limitar el componente mayoritario de la democracia, sustrayendo de la competición política áreas cada vez más amplias (la política monetaria o la fiscal, entre las más relevantes) para, a continuación, depositarlas en manos de tecnocracias independientes y así reducir el poder transformador de las piedras de papel.

Mientras, a la izquierda de la socialdemocracia se siguen situando los que piensan que la libertad de mercado es incompatible con el progreso social y ambicionan una igualdad de resultados, no sólo de oportunidades. Aunque no lo expliciten claramente, siguen considerando necesario desmantelar el orden político y económico liberal, que conciben como dos caras de una misma moneda que se refuerzan mutuamente. La crisis actual no sólo ha revigorizado a los conservadores, sino también a las viejas izquierdas, que, aunque se presentan como nuevas gracias al uso de novedosas herramientas de comunicación política, no dejan de ofrecer el mismo programa de siempre: nacionalizaciones de sectores productivos estratégicos, redistribución desligada de la producción y aislamiento económico internacional, es decir, la misma retahíla de recetas que, da igual las veces que se hayan puesto en práctica y dónde, siempre han fracasado.

En medio de esas dos fuerzas sigue situándose la socialdemocracia. Pese a los cambios transcurridos, el proyecto socialdemócrata sigue reuniendo a los que aspiran a la igualdad sin renunciar a la libertad y a los que, vista la experiencia del siglo XX y el desastre económico y moral que ha sido el comunismo, han ido más allá y se han convencido de que la economía de mercado es imprescindible para generar la riqueza y oportunidades que quieren redistribuir.

Con todos estos ingredientes resulta difícil de entender por qué la socialdemocracia experimenta tantas dificultades electorales. Unos dicen que ha sido derrotada por los mercados, que articulándose globalmente han logrado escapar de la jaula regulatoria y redistributiva que los socialdemócratas construyeron en la segunda mitad del siglo pasado. Otros apuntan, por el contrario, a que la socialdemocracia habría muerto de éxito al lograr, mediante una combinación única de liberalismo económico y políticas sociales, convertir a una parte sustancial de aquellos trabajadores desposeídos que constituían su base electoral en las nuevas clases medias propietarias (y, por tanto, conservadoras) que vemos a nuestro alrededor.

El otro gran problema de los socialdemócratas es que ya no son suficientes
Estas razones no son incompatibles entre sí. Y lo que es peor: se retroalimentan. Como han analizado los sociólogos Wolfgang Streeck y Fritz Scharpf, las opciones de la socialdemocracia se encojen debido a una tenaza que se cierra desde varios frentes. Primero, porque el envejecimiento de la población, la universalización de las prestaciones sociales y su extensión a nuevas áreas, como la dependencia, exigen impuestos más altos. A la par, la apertura económica hace que tanto las clases medias-altas como las empresas puedan escapar de una fiscalidad que ven excesiva y poco competitiva. De ahí que para seguir redistribuyendo, los Gobiernos socialdemócratas hayan tenido que optar por un endeudamiento insostenible que al final les ha dejado a merced de unos mercados financieros y unas instituciones internacionales que no controlan. En un marco como el europeo, donde se comparte una moneda común y existen normas muy estrictas sobre fiscalidad y endeudamiento, estas restricciones son aún mayores, y están ahí para quedarse. Muchos socialdemócratas sospechan que se han situado en una tierra de nadie donde sus posibilidades de ganar las elecciones sobre la base de sus viejas promesas y gobernar de acuerdo con sus verdaderas preferencias políticas se aproximan peligrosamente a cero. Y dudan sobre qué hacer: por un lado saben que volver al viejo Estado de bienestar es imposible, pues requeriría economías cerradas, es decir, deshacer la integración europea y la globalización; por otro, saben que construir un Estado de bienestar a escala europea y, paralelamente, domesticar la globalización es una tarea que excede sus capacidades.

El otro gran problema de los socialdemócratas es que ya no son suficientes. Sus “piedras de papel” ya no desbordan las urnas. Esto se debe tanto a que las antiguas clases trabajadoras se han diluido en una variedad de grupos con intereses no siempre coincidentes entre sí (autónomos, parados, trabajadores del sector servicios, funcionarios de bajos salarios, jóvenes precarios e inmigrantes) como a que las clases medias, convertidas en propietarias, aprecian cada vez más la iniciativa privada, incluso para la prestación de servicios como la sanidad o la educación; recelan de la ineficacia de las burocracias estatales, y se rebelan fiscalmente ante lo que consideran excesos redistributivos. Además, como se ha visto a lo largo de esta crisis, las nuevas formas de pobreza raramente desencadenan movilizaciones políticas y sociales, pues afectan a sectores desmovilizados políticamente y con escasa identidad de clase. Y cuando lo hacen, lo hacen a favor de la izquierda tradicional, no de la socialdemocracia.

La socialdemocracia vive, pues, debajo de una manta electoral muy estrecha: si se tapa los pies, le queda el pecho al descubierto, pues las clases medias y los mercados la abandonan; si se tapa el pecho, deja los pies al aire y pierde votos por la izquierda. Hay que admitir que adaptar el credo socialdemócrata a una sociedad del conocimiento abierta a la globalización no es sencillo. ¿Cómo pueden estirar esa manta? Evitando los dos errores que más frecuentemente han cometido durante las últimas décadas: asfixiar el crecimiento y redistribuir con torpeza. Para reinventarse, los socialdemócratas tienen que entender que enfrentan un reto doble y simultáneo: crecer más y mejor y redistribuir más y mejor, es decir, ser más eficientes económicamente y, a la vez, más equitativos socialmente. Pero ahí entran en territorio desconocido y peligroso: por un lado, para poner los mercados al servicio de la redistribución tienen que entender mucho mejor de lo que lo hacen cómo liberar su potencial productivo; a la vez, para redistribuir ese crecimiento de forma eficaz y equitativa tienen que implicarse a fondo con la reforma del Estado, algo que se resisten a admitir. Probablemente la principal lección de esta crisis es que querer redistribuir, la llamada “pasión por la igualdad”, no es suficiente para llenar las urnas de papeletas. ... (ver texto completo)
VERÓNICA O EL AROMA DE CRISTAL
Dedicado por Pedro González
En la orilla se mojan las huellas que tus pies húmedos dejaron para que la marea se lleve el dibujo huésped de la arena, el surco plantar de las caricias de la tierra mojada… Tú, Verónica, que acariciaste el llanto tenue de un verbo mudo que la palabra deja en la letra impresa, en el significado relativo de los olvidos en imágenes, esos recuerdos no descritos por el silencio desgarrado que escribe entre lloviznas que la memoria, tu memoria, cose los retratos de lo vivido, los sentimientos, y hasta el dormir con un cordel de tersa seda, con nudos, y en cada uno un perdón, una sonrisa dibujada en tu rostro, un atisbo de caricia por los labios tuyos que mecen la metáfora de la vida como un pajarillo cuyo canto embelesa tu mirada de miel, tu sonrisa de miel, tu sonrisa de fuego, ese fuego que hiere el aire, que disfraza tus besos de luz en un palpitar que renace como un habitante de lo que te callas, de lo mucho que musitas, como huésped del silencio de las mariposas, que se posan en tu mirada, porque es ahí donde versan las experiencias y la nada, ese hueco húmedo entre el amante bilingüe y el almacén de huesos que somos, ese almacén que ilumina las esperas, esa tierna pausa de un tiempo que no se detiene pero que fija su secundero en tu sollozo, en esa lágrima vivida, condenada a la pena, a ese espíritu estrecho del vivir, donde no hay margen al respiro, donde hay que sentir pidiendo su turno a los sinónimos de los transeúntes, que son los que se pasean por tu mirada, por esos decorados y dibujados de maravillas, de pequeñas y ocultas gotas de rocío, de silenciosas y opacas sílabas y trazos; marcas y trazos que desdibujan también el despertar acaecido del alma azul que viste tu cuerpo y que te llena de colores que cobran vida y te revolucionan y de donde hablas y hablas… Silencios callados, verbos pop… Nueva York y Alma!
Tu cuerpo se ha adormecido entre las sábanas de aire que te arropan, esas que cubren tu alma de rosas y amapolas, cubren de caricias, la grave piel de tu silenciosa piel, esa soledad escrita en la noche detenida, en la que yo te bajo una estrella para que juegues; o columpios en el parque del azahar, colgado de la luna, que es una mecedora de donde se ve el sol, donde sonríes y que te gustaría sería mientras vivas. Verónica es el nombre de la libertad, escrito a fuego en el corazón de una rosa roja, en cada amanecer, en el rojo turquesa cuando el sol decide desaparecer; tu nombre es el encuentro con la travesía por el océano de la palabra dada, de un compañero tardío, de una tristeza apagada en alegrías, de un corazón partío en la arena de la verdad.
Cuando el alba se despierta
Y se abren las cortinas del áureo destino, cuando se conocen las claras del día, comienzas tu lento caminar, comienzas tu lucha por la vida, comienzas a tirar de la vida y a bajar de las estrellas la esperanza y la vida. De sus manos nacen las rosas sin espinas y que las espinas se quedan en tus pies descalzos…
En un retazo de las neuronas que descansan en el corazón del vientre gris, se echan en un diván de paja, donde los recuerdos se apelmazan, recorriendo la llama encendida de la intimidad, donde se oye esa voz inquebrantable que ronca descifra el vaho de los sentires amargos, y condena a tus ojos al agua de azahar, para mojar tus pupilas de lluvia de eternas lágrimas con los que se escriben la pasión de un corazón que henchido besa el camino de tu desasosiego, que moja la luna de hiel con arena molida en tus pies descalzos… Si algún día te vas, llévate consigo kilos y kilos de recuerdos, esas imágenes de toda una vida, cuando has sido huésped de tu corazón, y te llevarás el alma de los sentimientos, como en una cajita donde guardar silencios, soledades, calladas palabras, mudas charlas, y donde las retahílas del mediodía te llevarás entre amargos y valientes verbos, esos que se han perdido en tu mirada que los han abandonado en los luceros de la mañana, bonitos y blancos luceros… Te llevarás retazos de una memoria reconstruida a base de sufrimientos y dolor y que ahora con una sonrisa has cosido en un paquete que has llamado memoria y has atado un ramillete de promesas y recuerdos.
Ojalá que la despedida sólo sea una palabra y pueda tenerte siempre, poder cunear tu sonrisa en la ribera de un vaso de agua y mecer tus ojos sintiendo la alegría y el llanto, ese llanto que desfila por las miradas yermas de esencia y que viven sin etiquetas; tu lágrima es el paseo por tu mejilla, un dibujo ecléctico de la sensualidad, un esbozo ligero de un bostezo del mar, salado y con luz, abandonado en la calle 13, en el atisbo de un ronco epítafe, un prólogo amatista que llueve sobre los pies descalzos, sobre las manos desnudas que mojan la hojarasca de los mortecinos olmos que quiebran en el húmedo verso del devenir, en el último y vertiginoso vacío del acontecer. Si te vas, quédate; si te vas, déjanos tu mirada, raptaremos tu sonrisa. ... (ver texto completo)
Hola: El niño que está en la segunda fila de pié empezando por la dch, es Emiliano, vivia en la calle Malávé, enfrente de la Andaluza, su padre era zapatero y tiene setenta años. Saludos para todos y que paseis buena VELÁ.
Marre, si andas por el Valle el dia 15, no vemos en las cuatro, Polin
viva el valle!
Hola Severiano, hace dias que no nos comunicamos, ¿qué tal estás? Un abrazo. Francisco.
La verdad, es que llevo leyendo el Foro hace un tiempo y no he querido escribir hasta ahora. Soy algo mas pequeño que vosotros, pero también viví en la C/ Calvario (Nº69), la casa ya no existe, ahora es una vivienda mas cómoda aparentemente. En esta C/ mis amigos mas allegados fueron Boni (ha fallecido recientemente) Gregorio el de la Sabina, y José Mari que falleció hace bastante en un accidente de automovil.
Mi nombre es Antonio y mis apellidos Morillo Cáceres. Mis padres ya no están, el se llamaba ... (ver texto completo)
La vela 2015
Lamento no ser creyente para desear un infierno a quien atrozmente ha segado las vidas de las dos jóvenes de Cuenca y ver arder en él toda su repugnante existencia, y maldigo un país que condena a poco más de un año a un tipejo abominable que, tras secuestrar, maltratar y humillar a otra mujer, gozaba de toda la libertad e impunidad del mundo para dar rienda suelta a su instinto de asesino machista y cometer las mayores crueldades, mientras hay castigos mayores para quien roba comida. Si el asesino ... (ver texto completo)
Buenas tardes Jabeños, Leganés este fin de semana voy pa Villanueva a la quedada, el domingo por la mañana me llego pá la Jaba, a ver si no vemos en Cá Luciano. Un abrazo Jabeños.
Recuerdos a la luna de la sierra Magacela; de ahi se podría sacar otro espectáculo turístico. Mañana te mandaré otro fragmento "autobiográfico". Es que estoy de mudanzas. Saludos de Victoriano.
Talleres, si acaso la oficina integrada, brigaidiotizados y paternalizada por sendos
brigadas, colmataban automovilismo hasta el advenimiento de la nueva cantina, frente por
frente, abierta por debajo de las expectativas. De aspecto clonado al comandante, en la
hégira del brigaidiotizador transcurriría mi odisea laboral, soldando y estructurando
más bien poco. No llegué a observar que la incriminación dejara de acompañarle, como
sucede con las reseñas de infantilismo pergeñadas de crueldad jurídicamente válidas,
o que se consideran denuncias de los funcionarios a los efectos legales. El compartimento
de carga de una pequeña caldera, explotó cierta mañana sin mayores consecuencias. La
incontrovertible imputabilidad acabado el desfile de aprobados paritarios, me hizo
prudenciar que la desaprensión quizá fuera de objeto indefectible. Consumiéndome,
apresuradamente puse la bofetada rumbo al tigre, atajando tajante la impotencia.

y hasta aquí llegamos hoy. Aunque sigo con la abstinencia, un pitarrero a mi salud y recuerdos a Ramón si es quien pienso.
....... adiós victoriano. ... (ver texto completo)
------CARTA DE AJUSTE-------

(A ver si Ramón, que mañana estará a los grifos -en el pantanillo- me hace un hueco y me sirve un pitarrita fresco).

Nos vemos,
Recuerdos a la luna de la sierra Magacela; de ahi se podría sacar otro espectáculo turístico. Mañana te mandaré otro fragmento "autobiográfico". Es que estoy de mudanzas. Saludos de Victoriano.
Buscaba fotos de las escuelas antiguas. Muchas gracias. No se como funciona muy bien esto. Pero por si es necesario, dejo mi correo. ciri-63@hotmail. com
Tengo un amigo en Quintana de la Serena al que me une gran amistad y aficion por la caza, la cocina. Yo soy de Bilbao y hoy hemos estado hablando de esa receta. Me cuenta las excelencias del plato. Estoy saliendo de una pancreatitis pero prometo hacerlo