Con o sin título, con pseudónimo o sin él, no nos prives dese cuento, Victoriano: que eso de jactarse de ser atracador, entre otras disciplinas no confesadas, ya es un acto de temeraria sinceridad que honra al personaje y engancha al lector, asín que sigue, tío. Eso sí, te pido por favor que las fechas las pongas con números, aunque sean romanos, ¡por dios bendito!, que los que no tenemos estudios tardamos mucho en traducir eso de "al décimoquinto año del septuagésimoseptimo de la vigésima centuria
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pues mira tú que esa jactancia, allí, asì, yo la considero una jilipoyez, pero como no me gusta discutir continúo con el capítulo (al que todavía no he dado o no sé si daré, título):
Como se dijo sucesor de Buonarroti podría decirse encarnación de Paracelso,
heredero de Trismegisto, prolongaciones de Heliogábalo, cualesquiera de los ar-
tificios que de ordinario, extraordinario o en domingo a uno se la traerían
floja tirando de careta, por aquello de las circunstancias del yo que dijo
Pepe, sin arroba ni punto com.
Sin despeinarme, ahora mismo lo observo terriblemente solo, desesperando de
la metenpsicosis de algún colega, falto de inspiración y mecenazgo, renegando
del mercado, ajeno a los desmentidos perecederos.
Y como estoy algo cansado, casi parezco AGHONE, mañana sigo.
Por cierto que la "especificación" romana viene a cuento de que alguien que no viene al cuento me dijo que no se "situaba" porque al principio quedaba así:
Siempre creí que se trató de alguien al que más tarde, pasados algunos años, le oiría jactarse de contar
entre sus numerosas profesiones la de atracador, con la desafectación que decirse sucesor de Buonarroti,
derivaando a la escultura.
Tú verás como queda mejor.
SALUDOS
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