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Cuelgo aquí el que será mi último escrito veraniego que deseo dedicar a Inma, nuestra eficaz y agradable bibliotecaria, a la Santi (lo escribo así para que sepa que es ella) a Loli de la calle Dos Pozos, a mi hermana Joaqui, que también nos visita a menudo y a todos los jabeños residentes o no, que constantemente me dicen lo que les gusta leer las cuatro letras que junto en este foro con la intención de entretener un ratito al personal, de ahí la variedad temática. A todos ellos, gracias, y no seas ... (ver texto completo)
Suicidio en la calle de la Perra.

“ ¡Aunque dé un campanazo, yo me desaparto!”, esto fue lo que espetó la mujer de tío Fortuoso una noche calurosa como hoy pero de 1956” (?).

En la calle de la Perra, unas casas antes de llegar a la de la Leopolda, frente a la casa de tío Alonso “Canalejas”, había una lancha de piedra casi plana -lo suficientemente amplia como para que cupieran en ella de diez a quince sillas de las de bayunco- que en las noches del insufrible verano jabeño servía de salón ... (ver texto completo)
Sabía de esta desgarradora tragedia (iba a escribir griega, pero ésta tiene como argumento siempre el fin trágico de un personaje importante) doméstica, absurda y atrozmente esperpéntica, lo que no sabía es que anduvieras tú por allí como ávido testigo de los estertores gores del desgraciado Fortuoso.

En fin, también fui testigo de un intento de suicidio que, por fortuna (o no, nunca se sabe) se quedó en eso.
Hola mi abuelo se llamaba juan manuel hurtado rico y luego se fue a pueblonuevo.
asï comienza, a la espera de que se me ocurra un título, si se me ocurre:

Siempre creí que se trató de alguien al que más tarde, como al décimoquinto año
del septuagésimoseptimo de la vigésima centuria after Dei del calendario grego-
riano, de pie a la barra de un garito, cercana medianoche, platicándole a un cole-
ga de ausencias, le oiría jactarse de contar entre sus numerosas profesiones la
de atracador (todavía pendiente de homologar, por falta de consenso, supongo), la
vasca absorta, ... (ver texto completo)
Con o sin título, con pseudónimo o sin él, no nos prives dese cuento, Victoriano: que eso de jactarse de ser atracador, entre otras disciplinas no confesadas, ya es un acto de temeraria sinceridad que honra al personaje y engancha al lector, asín que sigue, tío. Eso sí, te pido por favor que las fechas las pongas con números, aunque sean romanos, ¡por dios bendito!, que los que no tenemos estudios tardamos mucho en traducir eso de "al décimoquinto año del septuagésimoseptimo de la vigésima centuria ... (ver texto completo)
Pues lo de tu pseudónimo y dos apellidos resulta un galimatías de cojones, Victoriano.
En efecto, lleva usted razón y una vez consultado con mi amigo iMatías me apresuro a rectificar diciendo que donde digo Menjatruites, debiera decir Somiatruites, amén.
asï comienza, a la espera de que se me ocurra un título, si se me ocurre:

Siempre creí que se trató de alguien al que más tarde, como al décimoquinto año
del septuagésimoseptimo de la vigésima centuria after Dei del calendario grego-
riano, de pie a la barra de un garito, cercana medianoche, platicándole a un cole-
ga de ausencias, le oiría jactarse de contar entre sus numerosas profesiones la
de atracador (todavía pendiente de homologar, por falta de consenso, supongo), la
vasca absorta, cada uno a su rollo del luego, espuelas por decidirse, proclamárse-
sele sucesor de Buanorroti, derivando a la escultura.
Siempre me encontré absolutamente convencido, y por ende aseguraría que mis du-
das son producto del tiempo cuando no exprofesamente inducidas, si no mera ficción.

Y como dijo TOM WAITTS, mañana más.
Salut i anarquía. ... (ver texto completo)
Suicidio en la calle de la Perra.

“ ¡Aunque dé un campanazo, yo me desaparto!”, esto fue lo que espetó la mujer de tío Fortuoso una noche calurosa como hoy pero de 1956” (?).

En la calle de la Perra, unas casas antes de llegar a la de la Leopolda, frente a la casa de tío Alonso “Canalejas”, había una lancha de piedra casi plana -lo suficientemente amplia como para que cupieran en ella de diez a quince sillas de las de bayunco- que en las noches del insufrible verano jabeño servía de salón ... (ver texto completo)
eres una enciclopedia colega.
Saludos Victor, eres un crak!, guardo con cariño el bolígrafo que me regalaste al partir, a tu vuelta te lo devolveré, para que sigas pensando sobre el papel.
el bolígrafo es tuyo Paco: salud.
Suicidio en la calle de la Perra.

“ ¡Aunque dé un campanazo, yo me desaparto!”, esto fue lo que espetó la mujer de tío Fortuoso una noche calurosa como hoy pero de 1956” (?).

En la calle de la Perra, unas casas antes de llegar a la de la Leopolda, frente a la casa de tío Alonso “Canalejas”, había una lancha de piedra casi plana -lo suficientemente amplia como para que cupieran en ella de diez a quince sillas de las de bayunco- que en las noches del insufrible verano jabeño servía de salón ... (ver texto completo)
Saludos Victor, eres un crak!, guardo con cariño el bolígrafo que me regalaste al partir, a tu vuelta te lo devolveré, para que sigas pensando sobre el papel.
bueno, viendo que estamos a 20 de julio y todo sigue en calma (los marineros lo llaman PRELUDIO DE), procedo: seguido del título y autor lo usual es una dedicatoria del escrito, que aquí queda como sigue-a un colega de Villanuva de la Serena que se hace llamar, como Ulises ante Polifemo, pastor algo distraido, Nadie-; tras de lo cual viene la explicación del pseudónimo; veamos

el presunto

A exequias de Rainiero, semifeudatario de Mónaco, leí determinado artículo hagiográfico,
relativo a ... (ver texto completo)
Pues lo de tu pseudónimo y dos apellidos resulta un galimatías de cojones, Victoriano.
Pos nada hombre, si quieres algún dato añadido, aquí estoy a tu disposición. Y no temborraches, so jodío, que es mejor beber poquito para disfrutar que beber mucho para voltearse: aunque cada uno es libre de hacer con su vida lo que le plazca siempre que no dañe al prójimo como a sí mismo, amén. A ver si nos adelantas aquí algo de ese cuento que estás escribiendo, al que seguro le habrás echado mucha imaginación y será de interés para el jabeñerío.

Mu buenas noches,
bueno, viendo que estamos a 20 de julio y todo sigue en calma (los marineros lo llaman PRELUDIO DE), procedo: seguido del título y autor lo usual es una dedicatoria del escrito, que aquí queda como sigue-a un colega de Villanuva de la Serena que se hace llamar, como Ulises ante Polifemo, pastor algo distraido, Nadie-; tras de lo cual viene la explicación del pseudónimo; veamos

el presunto

A exequias de Rainiero, semifeudatario de Mónaco, leí determinado artículo hagiográfico,
relativo a las cacerías por cierto latifundio extremeño, eufemísticamente recalificado en
detrimento harto largo de contar. Concluía la primera lectura de Nada, de Carmen Laforet, a-
liciente usado para la venta de una estereótipada, por expresiva, publicación mensual ten-
dente a lo etológico, tomando prestado el nombre de Andrea, neutralizando mis cábalas apo-
dícticas. Razones perentorias oscuramente asociadas al detrimento me hicieron, añadirle otro
edificio al coto, implementándolo, con nuevos invit@dos, de lo plus aritocratique.

El segundo apellido, antecedido de la conjunción copulativa, homenaje a mi vida perdida en
Catalunya, con perdón de mi extinta madre (dios la exima de prolongarse), se me ocurre de re-
greso en Girona, descartado Menjatruites, por la época en que la vigente encarnación de la
aparente continuidad del Estado, recién calentando solio concluyó la primera visita de su
hegemonía, faltándole un mes al muy honorable asunto hereditario de otro"yo soy el que soy".

Como verás son dos apellidos: Andrea Cuatropalacios i Menjapá; la traducción de este último y el descartado son fáciles de encontrar. acabada la introducción, mañana si
SALUT i ANRQUÍA, ... (ver texto completo)
PERDIDOS

Me llegan noticias de que en el plazo de una semana se han producido dos suicidios en la comarca. Comprendo que son malos tiempos para la lírica, pero lo que para mí es un asunto excepcional no parece sorprender ya a nadie, sobre todo cuando llega la confirmación de que uno de los finados decidió acabar con todo debido a la asfixia de su situación económica, una realidad subyugante que, como todos sabemos, puede derivar en la degradación del estado psíquico/físico, las relaciones emocionales ... (ver texto completo)
Todos estamos un tanto perdidos, Pedro, están mu mal señalizadas las puertas de salida -de la crisis, de la guerra, del sufrimiento, y hasta de las propias pesadillas mentales en vigilia- y son mu pocas las manos tendidas para sosegarnos y menos aún los dedos índices que nos digan con seguridad: "Por allí". Todos semos mu poca cosa, si el amor puede salvarnos del naufragio: la bondad, la humildad y la misericordia -para nada religiosas, simple humanismo- deben ser las armas a esgrimir.

Un -iba ... (ver texto completo)
fiestas patronales
PERDIDOS

Me llegan noticias de que en el plazo de una semana se han producido dos suicidios en la comarca. Comprendo que son malos tiempos para la lírica, pero lo que para mí es un asunto excepcional no parece sorprender ya a nadie, sobre todo cuando llega la confirmación de que uno de los finados decidió acabar con todo debido a la asfixia de su situación económica, una realidad subyugante que, como todos sabemos, puede derivar en la degradación del estado psíquico/físico, las relaciones emocionales y sociales. La cuestión me ha hecho recordar un incidente que me sucedió hace varias semanas: Hacía un calor insufrible cuando salí del cine, faltaba poco para que anocheciera aunque todavía el sol era un cuchillo sobre el asfalto. Al encender un cigarrillo me quedé mirando a un tipo de mediana edad que daba vueltas por el parking del centro de ocio y con voz queda murmuraba frases sin sentido, inconexas. Me acerqué a él y le pregunté:

- ¿Le ocurre algo, señor?

- ¿Dónde estoy?- inquiere mientras observo sus manos temblorosas-.

-En Don Benito, en el Polígono Las Cumbres.

Enseguida me di cuenta de que no procesaba mis palabras y que algo no iba bien en la cabeza fragmentada de ese pobre hombre en un penoso estado de personalidad escindida. Iba vestido de manera correcta y se expresaba tímidamente con una educación exquisita. Desde luego, no parecía un sin techo, llevaba un par de bolígrafos en el bolsillo de la camisa y de su cuello colgaba unas gafas para ver de cerca. El sol caía a plomo sobre su cabeza, su voz sonaba pastosa y debido al sudor tenía la camisa pegada al cuerpo.

-Es que no sé dónde estoy, no sé qué hago aquí.

-Vayamos hacía allí, estaremos mejor a la sombra- le dije agarrándole del brazo-.

- ¿Recuerdas al menos como te llamas? Lo digo para saber cómo dirigirme a usted ¿Es usted de aquí?

-No sé dónde estoy, no sé que me ha pasado –repetía incesantemente-.

No había nada que hacer. El hombre estaba perdido en un enmarañado y sombrío laberinto, un magma inextricable con una puerta de emergencia hacia el terror de la locura. Ese estado de devastación en el que la mente, el alma, se disocia de la carne estéril. Su penoso aturdimiento me puso un nudo en la garganta. Le ofrecí un pañuelo de papel para que se limpiara el sudor de la cara y saqué de mi mochila una botellita de agua que vació casi de un trago. Vi pasar un coche patrulla de la policía local y les hice señas para que se acercaran. Les conté el caso y dijeron que ellos se ocuparían. Me dieron las gracias y se despidieron.
Sigo pensando en ese hombre (seguramente marido, padre y hermano de alguien), en la posibilidad de que algún problema acuciante fuera la causa de su lamentable estado, de un tremendo cortocircuito cerebral que le hacía vagar como alma sin paz por el valle de las sombras. Consciente, desde que era un niño, de mi frágil sensibilidad, conduje los 7 km hasta mi pueblo con mis ojos desbordados de lágrimas. Dicen que las lágrimas son la sangre del alma, pero a mí ese irrefrenable mecanismo de defensa ante el dolor no me sirve ya de catarsis porque las emociones negativas acaban intoxicando la vida. Aun así, esclavo complaciente, agradezco a los dioses los evanescentes momentos de felicidad, la dulce y etérea sensación de que sólo el amor nos salvará del naufragio que profana el sueño de los justos. ... (ver texto completo)