LA HABA: ...... Y al tercer día: la Tornaboda....

...... Y al tercer día: la Tornaboda.
No queda ya mucha carne que se diga; pan, un poco y duro; y de vino, media garrafa. Pero también ha habido bajas en los comensales, así que un poco de arroz sobre el caldo y carne restantes se apaña la última comida del festejo.
La juerga ha hecho mella en el personal, hoy se habla menos pero se come con el mismo apetito. Una miembra de la familia advierte, ya comiendo, que faltan los novios, se hacen muecas de comprensión, "elcasaocasaquiere" dijo otra, risitas, se oye el tintinear de las cucharas en sus viajes de ida y vuelta a los barquitos de porcelana adecuadmante dispuestos cada seis u ocho personas. Ya no se canta. Se bebe, pero saboreando, porque en este último día de fastos cabe la reflexión: los padres del novio, que quieren nietos; los de la novia, que le dé buena vida; Lor hermanos de ambos, que se quieran; y así, poco a poco, se va pasando en la tornaboda a la normalidad, como una transición de la euforia a la realidad, o sea, lo contrario que los efectos del vino. " ¡Qué lástima, coño!", dijo alguien, como quejándose de que esto se acabara, cuando hicieron su entrada los novios: ella iba detrás de él, porque los pobres no guardamos protocolos, y antes de ocupar sus asientos dieron las gracias a los ausentes y a los presentes y, recuerdo, que más o menos el novio habló así: "Que muchajgraciaportó, quemojuntaoentretó cincuentaytré duro, cuatro pesetaj rubia, otraj do de papel y un montón de perraj gorda y perraj chica que le sobraron al padrino, venga tolmundoacomé". " ¡Que lo disfrutéis con salud, hijos míos!", les contestó en perfecto castellano una tía que vino de Campanario, donde pronuncian las eses que da gusto.
Ya por la tarde, zafarrancho de combate. Cuando las mujeres extremeñas saben que deben poner fin a una fiesta, es un espectáculo digno de Almodóvar: en una hora les sobró tiempo para que cada silla prestada fuera devuelta a su casa; la loza, qué decir, rechinaba de limpia; los trapos, lavados y tendidos en el cordel; todo, en fin, en su sitio. Como la frase "viaje de novios" no se había inventado, y el precio de las casas, ya entonces, era prohibitivo para los recién casados, estos tuvieron que aguantarse las ganas hasta que todos los invitados se fueran, sus padres roncasen, y el canto nocturno de los grillos disimulara los chirridos del puto somier que, al novio, le hacían pasar del cielo al infierno cada décima de segundo.
Y, a grandes rasgos, así recuerdo yo los tres días que duraba una boda.
Me voy a trabajar fuera, volveré en unos días. Buenas noche a todos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Terminó la boda, buen relato en tres capítulos pero para que esta ocurriera, previamente como un año antes y siempre de noche tuvo que celebrarse "LA BODILLA", aquí no había borrego, ni vino, ni churros de María "la merienda (creo que la llamaban así) las roscas más buenas que yo recuerdo en aquellos 15 de agosto, sentados en un velador en la plaza, a veces con la rebeca puesta, cuando los padres hacían el único derrocho que podían en todo el año por sus hijos, pero volvamos a lo que nos ocupa, lo ... (ver texto completo)