Bienvenido Pepe; yo también soy nuevo.
De la Hermandad yo me recuerdo, pero no demasiado que digamos.
Durante mi ñiñez yo fuí a la escuela de los cagones a la de la Bersabel (que en paz descanse) que daba a las traseras de la calle cantarrana y que hoy es La Peña Madridista PAITO que Dios le tenga en la gloria; despues recuerdo que fuí a la escuela de la calle Villanueva que por cierto fué corto el periodo de tiempo y me tocó un potal de Belén año 64/65 con el nº14 era una caja de cartón de zapatos que en su interior estaba la virgen Maria, San José y el niño Jesus que estaban hechos de carton de la misma caja, y más adelante fuí a la escuela delante la iglesia que ahora hace de biblioteca me parece tuve de maestros a Don Joaquin y Doña Pura que me parece que al final fué su mujer y Don Félix... y al año 67/68 fuí al Instituto Pedro de Valdivia y cursé 1º,2º y 3º de bachillerato.
En toda mi niñez como ahora de adulto me encanta la naturaleza, el verde del verengel, los animales en la zaurda y los pájaros, pues, siempre iba a buscar nidos de tórtolas a la cabezuela, la fuentecilla (que es dónde haciamos la merendilla) la gandarra... y las criaba masticando el trigo en mi boca y cuando eran adultas las dejaba en plena libertad.
Recuerdo los juegos de la calle en casi todas las estaciones del año que entonces estaban bien definidas los inviernos largos con las alforjas en la bicicleta de color rojo atada en el cuadro durante muchos dias hasta que escampaba en la calle iglesias jugabamos entre el corralón y el remolque de Segador al escondite, los santos, ras con ras, al catre, al gua, al repeón, al hueso, al pañuelo,.... en el buen tiempo y cuando era hinvierno la picota, la bara y el mocho,... un sin fin de juegos que seguramente se están perdiendo si alguien no los recupera para enseñar a los niños.
En el Club (Convento de las monjas) ajedrez, cartas, pin pon, baloncesto.....
Manda cojones que con 54 años todavia sueño con esto, recuerdo las traseras de mi casa cuando mi memoria de niño, el abrir los ojos y ver un almendro precioso que por cierto ya se lo han cargado (el camino que va a la sierra Magacela) y a la derecha la cabezuela y más abajo el depósito del agua, por cierto, lleno de colorines en los espinos y con un canto precioso para escuchar, el cielo que brilla el sol y flotan pocas nubes, de árboles veo olivos preciosos los de la cabezuela y la venia en tiempo invierno con la chaqueta de berbetón; el de los mudos con la mula que tiene un brillo como el sol y la la presencia humana de mis vecinos en las puertas sentados y conversando a veinte metros de largo con voz alta y contundente..... entonces si que se compartía todo, absolutamente todo a cambio de nada, pues, había pobreza de verdad y eramos más humanos y existían valores y virtudes, siempre con la sonrisa en la boca.
Asi era en parte mi niñez y mis recuerdos del pueblo que aún añoro, pero; que aunque ahora no hay distancias si que es cierto que estoy un poco lejos.
De la Hermandad yo me recuerdo, pero no demasiado que digamos.
Durante mi ñiñez yo fuí a la escuela de los cagones a la de la Bersabel (que en paz descanse) que daba a las traseras de la calle cantarrana y que hoy es La Peña Madridista PAITO que Dios le tenga en la gloria; despues recuerdo que fuí a la escuela de la calle Villanueva que por cierto fué corto el periodo de tiempo y me tocó un potal de Belén año 64/65 con el nº14 era una caja de cartón de zapatos que en su interior estaba la virgen Maria, San José y el niño Jesus que estaban hechos de carton de la misma caja, y más adelante fuí a la escuela delante la iglesia que ahora hace de biblioteca me parece tuve de maestros a Don Joaquin y Doña Pura que me parece que al final fué su mujer y Don Félix... y al año 67/68 fuí al Instituto Pedro de Valdivia y cursé 1º,2º y 3º de bachillerato.
En toda mi niñez como ahora de adulto me encanta la naturaleza, el verde del verengel, los animales en la zaurda y los pájaros, pues, siempre iba a buscar nidos de tórtolas a la cabezuela, la fuentecilla (que es dónde haciamos la merendilla) la gandarra... y las criaba masticando el trigo en mi boca y cuando eran adultas las dejaba en plena libertad.
Recuerdo los juegos de la calle en casi todas las estaciones del año que entonces estaban bien definidas los inviernos largos con las alforjas en la bicicleta de color rojo atada en el cuadro durante muchos dias hasta que escampaba en la calle iglesias jugabamos entre el corralón y el remolque de Segador al escondite, los santos, ras con ras, al catre, al gua, al repeón, al hueso, al pañuelo,.... en el buen tiempo y cuando era hinvierno la picota, la bara y el mocho,... un sin fin de juegos que seguramente se están perdiendo si alguien no los recupera para enseñar a los niños.
En el Club (Convento de las monjas) ajedrez, cartas, pin pon, baloncesto.....
Manda cojones que con 54 años todavia sueño con esto, recuerdo las traseras de mi casa cuando mi memoria de niño, el abrir los ojos y ver un almendro precioso que por cierto ya se lo han cargado (el camino que va a la sierra Magacela) y a la derecha la cabezuela y más abajo el depósito del agua, por cierto, lleno de colorines en los espinos y con un canto precioso para escuchar, el cielo que brilla el sol y flotan pocas nubes, de árboles veo olivos preciosos los de la cabezuela y la venia en tiempo invierno con la chaqueta de berbetón; el de los mudos con la mula que tiene un brillo como el sol y la la presencia humana de mis vecinos en las puertas sentados y conversando a veinte metros de largo con voz alta y contundente..... entonces si que se compartía todo, absolutamente todo a cambio de nada, pues, había pobreza de verdad y eramos más humanos y existían valores y virtudes, siempre con la sonrisa en la boca.
Asi era en parte mi niñez y mis recuerdos del pueblo que aún añoro, pero; que aunque ahora no hay distancias si que es cierto que estoy un poco lejos.