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LA HABA: Hace días que mi cabeza da vueltas como el instrumento...

Queridos paisanos: Soy un Jabeño más, un Jabeño que lleva unos cuarenta años fuera de su pueblo y, que ha dado (en este mundo de Dios) más vueltas que un repeón en las manos de un muchacho de mi generación.
Encontrar este foro, ha sido par mi una sorpresa agradable, pues veo que hay paisanos míos aferrados a sus raices y orígenes, como debe ser.
Algunos, nos hemos visto obligados a salir de nuestro pueblo y, echar raices nuevamente en otras latitudes; ello lleva consigo una sensación un tanto rara, pues al final, te da la impresión de que no eres ni de aquí ni de alli, y cuando te quieres dar cuenta, esas nuevas raices te condicionan mucho.
No obstante, voy al pueblo siempre que puedo, e iré mientras pueda.
Un saludo para todo/as.

Hace días que mi cabeza da vueltas como el instrumento con el que asocias la emigración, “el repeón”. Te imagino pequeñito jugando en el pueblo, moreno de tanto aire y sol por las muchas horas jugando en la calle (los extremeños que recuerdo de los años de mi niñez todos estaban curtidos), joven, muy joven, casi un niño, soñando o temiendo el día previsto para la ida, el miedo a lo desconocido pero también es verdad con ganas de salir del pueblo y, el juguete que se quedo arrinconado en el doblado dejo de girar, después lo que rodaba con un montón de almas dentro era “la Estellesa de Ramón”, nunca parecía llenarse, siempre cabía una silla o una cama más y allí dentro esperaba un viaje interminable, ríete tu de los viajes de ahora, de veinte horas para arriba, daban la vuelta a España antes de llegar a destino y todo por el mismo precio y, después a quién le tocaba dar vueltas y vueltas hasta afianzar raíces era al “emigrante” (tu, yo, cualquiera), pasado el tiempo pienso que cualquier lugar donde tienes tu hogar es tu pequeña patria, se puede querer por igual el lugar de nacimiento y en el que has hecho toda tu vida, que es donde el árbol ha crecido y dado sus frutos, cada cual donde ha podido o querido.

Ese juguete también se lo hemos regalado a nuestros hijos, ya con la cuerda incluida, en mi caso mi padre nos la trenzaba y, paradojas del destino, a los nietos se les compra en “un chino”, otros que han venido de muy lejos y que en muchos casos se les rechaza, el ser humano no deja de dar vueltas a lo largo de miles de años, la tierra no es tan grande y cualquier lugar en tierra firme es bueno para vivir.

Saludos y buenas noches.