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LA HABA: Hola SERENAMENTE, creí que te habías olvidado ya de...

"La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano cantando, saltando y jugando. Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su hormiguero donde tiene todo lo que necesita hasta la primavera. La cigarra tiritando, sin comida y sin cobijo, ¿Muere de frío?"

No muere de frío, el porqué, porque una mañana la cigarra muy triste le pide ayuda al hormiguero, el hormiguero es consciente de que la cigarra es un elemento importante de su hábitat, porque es más grande y puede destruir el hormiguero. Por ello, las hormigas le ofrecen a la cigarra cobijo y víveres para el invierno con la contrapartida que en la primavera, la cigarra, al ser más grande (y come mucho más) las ayude a realizar la colecta hasta el final del verano.
Una vez bien alimentada la cigarra, dormitando en el sillón confeccionado por las hormigas ingenieras, comienza a pensar... ¿Trabajar en primavera y en verano? A mi lo que me gusta es cantar y saltar. Así que, ni corta ni perezosa saltó del sillón y fue con urgencia al hormiguero.
En el hormiguero, a pesar de ser invierno, se trabajaba día y noche, ya que había que atender a las hormigas enfermas y heridas en las batallas, alimentar a las larvas, organizar el orden y limpieza del hormiguero, ordeñar a los pulgones y gestionar los bienes, que habían sido diezmados por lo que se había dado a la cigarra. Bueno, después de todo la cigarra al año siguiente con su fortaleza trabajaría y les daría tranquilidad para el año siguiente.
La cigarra sin importarle las muchas actividades realizadas por las hormigas, les convoca a urgentemente:
- Sres/Sras hormigas he tenido un pensamiento mientras dormía (las hormigas esperaban con inquietud las palabras de la cigarra), en mi espíritu no reside el hecho de trabajar, así que creo que la próxima primavera me dedicaré a cantar y a saltar que a mí es lo que realmente me gusta.

Las hormigas se miraban unas a otras sin saber que decir ni que hacer, la cigarra con las riquezas de las hormigas, y las hormigas sin sus riquezas y sin esperanza de contrapartida.

Las hormigas guerreras querían comerse a la cigarra.

Las hormigas trabajadoras protestar a la hormiga reina por sus esfuerzos y los recortes en su comida.

Las hormigas organizadoras se pusieron a trabajar en conseguir más alimentos.

La hormiga Reina amenazó a la hormiga con no suministrarle mas alimento.

¿Qué hizo la cigarra?

Se fue a dormir la siesta a pensar nuevamente sobre su decisión.

¿Quién se recortaría el sueldo si dependiese de el mismo? ¿Quién se subiría los impuestos? ¿Quién trabajaría más horas? ¿Quién se jubilaría más tarde?

Hola SERENAMENTE, creí que te habías olvidado ya de nosotros, me he dicho: este se ha pegado tres atracones de escribir y ya no vuelve. Pero no ha sido así, y lo celebro. Alto estás poniendo tú el pabellón, pero aguantaremos el envite.

Las fábulas, en este caso me inclino porque sea más francesa (La Fontaine) que española (Samaniego), tienen un objetivo moralizador que a veces se convierte en cabronada, y este es un caso flagrante: A primera vista, una vez leída la fábula, pudiera parecer que la posición moralizante corresponde exclusivamente a las hormigas, ya que, erre que erre, entienden (y por eso se cabrean) que lo importante es trabajar y trabajar, ahorrar y ahorrar, y lo demás son pamplinas. Bueno, pues yo me pongo del lado de la cigarra, y la fábula la entiendo al revés: Las jodidas hormigas sufren de codicia, son miserables hasta en la abundancia, no tienen sentido de la solidaridad con tanta hora extra y, sobre todo, desprecian las artes al denostar un canto tan peculiar como el de la cigarra. Definitivo me quedo con esta última.
Saludos.