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LA HABA: Pues venga, cuéntala....

hola leganes:
como mé has puesto hoy los dientes largos con tú recreativo paseo. sí me pagaran un euro por cada viaje que he dado a madrid, tendria un buen pico, pero la paradoja es que no conozco casi nada, mis viajes sé reducian en ir los domingos
hasta atocha con mí marido que era, distribuidor geógrafico poblacional, (leasé autobusero), esto se lo decian mis hijas de cachondeo. libraba entre semana, pero con mis hijas en el colegio, no podia ir a ningun sitio, te puedes hacer idea de lo divertida que ha sido mi vida. ahora que podria tengo otros inconvenientes.
que injusta es la vida!. me ha hecho ilusión recorar al pajárito, mejor dicho el apodo, le recuerdo con su gran bigote pero nó de como le llamabán. tambien se dedicaba a la gamba y al cangrejo (parece coña!) hiba con sú cesta de un asa por la calle con los cucuruchos de bichitos (camarones) que por el precio eran los mas demandados.
en cuanto a tus disculpas estan de mas, tampoco creas que soy la madre teresa, estas cosas no tenia ní que haberlas puesto, por que pueden resultar presuntuosas, y no es nada del otro mundo.
hiba a contar una anecdota de tolón, yá sabemos como sé las gastaba, pero será otro dia. hay que hacer la cena.
un abrazo a todos, y haber donde andais.

Pues venga, cuéntala.
Tolón era un tío muy singular y tenía muy mala leche. Pero no era malo. Cada vez que le cantábamos "Tengo una vaca lechera....", te contestaba con un "Me voy cagar en la lahijadelagramputadelamadreque teparió". Y lo peor que podías hacerle, era tirarle un tiesto de noche, entonces te sacaba la jorca.
Toda su vida la dedicó al trabajo de sus tierras, ahorró y ahorró, y más y más. Creo que él murió después que su mujer, no tuvo hijos ni se le conocían herederos. No creo haberles visto nunca tomándose una mirinda, ni de naranja ni de limón. El día que murió, nadie sabía cómo proceder: había que hacerle una caja de madera para enterrarlo cristianamente que costaba algo de dinero, pero nadie podía firmar autorizadamente para sacar el importe de sus repletas cuentas. Qué paradoja tan triste. Así que tuvo que intervenir la justicia y hacerle un entierro de caridad. No sería exactamente así, pero su retrato era muy parecido. No creó déficit, no dejó deudas, pero qué mal vivió y murió.

Pascual El Raro también merecería un recuerdo, piénsatelo Victoria, amaba a todas sus cabras: pero había una a la que tenía un cariño especial.

Pero y el personal, dónde coño está el personal.
Hasta mañana.