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LA HABA: Como nos ha contado nuestra amiga, una viejecita jabeña...

Como nos ha contado nuestra amiga, una viejecita jabeña -ya rayando en el agotamiento de su memoria- le comentó hace tiempo que unos señores llegaron al pueblo procedente de Los Serranos, un país que estaba en guerra; que eran poseedores de una inmensa fortuna, casi toda ella en oro, que con él enriquecieron –a su vez- a jabeños que silentes colaboraron con ellos, que se apellidaban Pueyo y que, transcurrido un tiempo, desaparecieron para nunca más volver…… Lo único que de esto se desprende es un vago recuerdo de una anciana sobre personas forasteras y hechos inconexos. Si además, dice nuestra amiga, que nada tienen que ver con los Pueyo de Villanueva, yo no tengo ni la más remota idea de quiénes eran estos señores. Si se me dijera que hay conexión entre los apellidos, igual podría añadir que una familia Pueyo, en un brevísimo periodo de tiempo, vivió en una esquina de la calle San Juan y luego se fue, presumiblemente, a Villanueva. Pero especulemos.

El apellido Pueyo, vocablo que en sí mismo ya es “un monte”, un podium, una sierra, parece ser que proviene de Aragón. Hay muchos en Navarra y en la Rioja. Echando a volar la imaginación, a finales del XIX, entre La Rioja (En el Alto Valle de Iregua, en la Sierra de Camero) y Villanueva de la Serena se estableció una red importante en el comercio de la lana, pieles, corderos, etc., debido a la trashumancia del ovino desde las sierras castellanas a los pastos extremeños.
(¿Serán estas sierras el país de los Serranos que recordaba la anciana?).

A esta actividad, se añadía el comercio de mulas (si no el mayor, uno de los mayores de España); esa feria, que tanto recuerda nuestro entrañable Pepe Romero, desencadenó tal cantidad de transacciones comerciales que creó la necesidad de editar el sistema de “recibo a cobrar” (luego letra de cambio, después pagaré, hoy confirming, mañana factoring, etc.) La feria alcanzaba su máximo exponente en febrero, pero el trasiego de compra y venta de las mulas (sobre todo, como decía el otro día Melchor, las falsas, que eran buenísimas para engancharlas a las norias), se ampliaba a todo el año, creando también una actividad ferroviaria para trasladarlas a toda España.

Los Pueyo, quizá don Javier del Pueyo y Pueyo principalmente, también a finales del siglo XIX (justo en 1890) estaban en el momento adecuado recién llegados a Villanueva (¿o a la Haba?), y muy oportunamente idearon la forma de facilitar la burocracia, el cobro de recibos, o los pagos, la custodia del dinero, gestiones comerciales, etc., para ganaderos, chalanes, industriales de la lana, comerciantes de tejidos, etc., y fundaron para ello –ya entramos en la historia conocida- una “Casa de Banca”, luego añadieron una “corresponsalía para el Banco de España” y, ya en l956, constituyeron el banco con denominación social Banca Pueyo, S. A., con un capital social de 30.050 euros (entonces 5 millones de pesetas) y con domicilio social en la calle Tiendas, 4 de Villanueva.

Pero, demos marcha atrás al reloj. A finales del XIX, nos embarcamos en una guerra que comenzó a consumir España en 1868, fue una guerra desigual y cruel en la que se intentó defender lo indefendible, murieron miles de españoles, y concluyó en una patética derrota ante los EE. UU. (1898) que nos humilló hasta la indignidad. De España se apoderó una crisis económica y, sobre todo, una especie de depresión moral y política que alumbró los sentimientos de pesimismo en los intelectuales y poetas conocidos como la Generación del 98 (Baroja, Azorín, Unamuno, Machado, Salinas, Maeztu, Ganivet, GABRIEL Y GALAN, y tantos otros), se perdió Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico. Algunos poderosos y acaudalados “indianos”, amedrentados por aquella terrible guerra, en los buques que pudieron y a toda prisa, quizá permutando sus propiedades por oro de ley, optaron por volver e iniciar nuevas aventuras empresariales en su España de origen.
¿Y si los Pueyos eran unos de aquellos que vinieron de aquella guerra terrible que recuerda la anciana?).
El hecho real es, y concluyo, que desde aquella oficina que los Pueyo abrieron en la calle Tienda, hoy Guadalupe, donde trabajaban los hermanos Javier, Fernando, Pantaleón y Casto y Catalina, hasta la red de oficinas que hoy poseen en toda Extremadura (incluida La Haba), alguna creo que en Sevilla y un par de ellas aquí en Madrid, esta familia ha gobernado este pequeño banco con la filosofía incontestable de abarcar los servicios financieros propios que necesitan los ganaderos, comerciantes, tomateros y tabaqueros extremeños, que es lo que mejor conocen y saben hacer. Así, este banco no ha entendido de crisis. Y ojo que va la bomba: durante el periodo de tiempo en el que se consolidó como Banco después de su constitución (década de los cincuenta y sesenta) ¡SU CONSEJO DE ADMINISTRACION ESTUVO CONSTITUIDO EXCLUSIVAMENTE POR MUJERES!: No tiene precedentes en la historia de la banca mundial. “- ¡Ahora vas y lo cuentas!-“
(El buen gobierno de esta entidad bancaria, ha sido motivo de estudio y análisis en alguna universidad madrileña).

Oro de Cuba, Las sierras de Camero y la Guerra con EE. UU. ¿No es coincidente este trinomio de sucesos reales que cuento con los recuerdos inconexos de la vieja jabeña?. ¿Los Pueyo banqueros son los mismos que vivieron previamente –casi clandestinamente- en La Haba? Igual contesta alguien desde Villanueva.

Buenas noches a todos,
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
El campo está mejor, se nota que ha comido y bebido, no está satisfecho pero por ahora se conforma, pero sí, el campo está alegre, y yo también.

Que bien relatada y documentada el origen de la banca PUEYO, pero si me permites te aporto algún dato más sobre esta entidad. A partir de la década de los 60, efectivamente en esa década su consejo de administración, estaba compuesto en su totalidad por mujeres, todo un hito para la época, pero después en los sucesivos consejos, casi siempre ha predominado ... (ver texto completo)