LA HABA: Doña Micaela, era una maestra que estuvo muchos años...

Doña Micaela, era una maestra que estuvo muchos años en las escuelas de nuestro pueblo. Muchas de las niñas de entonces pasamos por su aula. Yo no se a las demás pero a mí me dejó una huella imborrable.

La recuerdo con su cuerpo fuerte, su pelo revuelto, la sonrisa permanente en su boca, sus ojillos chispeantes. La recuerdo ir y venir desde Villanueva montada en su moto con su falda-pantalón, nunca pantalones a pesar de la comodidad que le hubieran supuesto para el viaje duro que hacía a diario de un pueblo a otro lloviendo, con aire, con frío, con calor.

Pero sobre todo recuerdo con agradecimiento cuanto me enseñó. Saltábamos del dictado o el análisis de gramática a la raíz cuadrada o a los ríos de España o al descubrimiento de América. Y con ella aprendí todo aquello que imponía la oficialidad del momento. Pero aprendí cosas tan importantes resolver situaciones, discurrir y, sobre todo, me enseñó querer ser una mujer que se valiera por sí misma. Y creo que todo está relacionado entre sí para formarte como hombre o como mujer.

Cuánto admiré y cuanto sigo admirando a aquella mujer que con la sonrisa en los labios, mantenía de forma viva mi interés por todo. Y cuánto debió ser interés porque muchas cosas que estudié posteriormente, a veces, me cuesta trabajo recordarlas y otras ni las recuerdo. Pero lo que ella me enseñó jamás lo olvidé.