Las noticias de la economía cada vez son más desalentadoras, hace tiempo que sabemos que más pronto que tarde España tiene que ser rescatada sin remedio, y no hay que ser un lince para saber que eso tenía que ocurrir. Todos estos años de falsa bonanza, de oropel, de querer impresionar al mundo barriendo el déficit y las deudas debajo de las alfombras, los que ya estamos escaldados esta euforia consumista, y esta pantalla de bienestar maquillado nos olía a chamusquina. Esas viviendas poco acordes con los sueldos, esas carreras sin salida, porque no había infraestructuras que las absorbiera. Ni se invertía en investigación ni en desarrollo, solo ladrillos, y las facultades eran fabricas de parados. Y lo peor es que nos creíamos y repetíamos que esa vida de privaciones ya no volvería, que lo conseguido no se volvería a perder. Yo de natural pesimista decía que la historia se repite una y otra vez, que el hombre se tropieza las veces que haga falta en la misma piedra, y me acordaba de que a la prosperidad de Roma volvió el oscurantismo y la miseria de la Edad Media.
Debe ser cíclico, de hecho lo es. Cada cierto tiempo como las eras terrestres, los ciclos sociales se repiten, quizá sea un aviso o un fenómeno necesario. Cuando llegamos a un punto en que el modus operandi es el mismo, priman el consumismo, lo superficial y se pierden los valores, los principios, hay que empezar de nuevo para que volvamos a valorar lo que de verdad importa. Perdonad la perorata pero a veces lo pienso.
Buenas noches a todos
Debe ser cíclico, de hecho lo es. Cada cierto tiempo como las eras terrestres, los ciclos sociales se repiten, quizá sea un aviso o un fenómeno necesario. Cuando llegamos a un punto en que el modus operandi es el mismo, priman el consumismo, lo superficial y se pierden los valores, los principios, hay que empezar de nuevo para que volvamos a valorar lo que de verdad importa. Perdonad la perorata pero a veces lo pienso.
Buenas noches a todos