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LA HABA: Aquí también hace calor, cena alrededor de los geranios,...

Pues si, a estas tierras duras y secas, regadas con el sudor de sus gentes, en las que el otoño y la primavera brillan por su ausencia, parece ser que solo existe el frio invierno y el abrasador verano.
Verano..... verano, ya la palabra te induce al calor, a madrugar. Te levantas y el frescor de la mañana te recibe como el abrazo de ese amigo que vuelve tras una larga ausencia, fresco y generoso, echamos a andar disfrutando de la soledad de las calles mientras nos acompaña el alegre trinar de las golondrinas que pasan con vuelo rasante a escasos centìmetros del suelo, los gorriones (aquí son chiverosos) se enzarzan en disputas amorosas con prisas desmedidas. Las primeras mujeres, en grupos de tres o mas, pasean ya por el canal, nuestra via de ocio preferida. Aesta hora tan temprana los olores se despiertan con fuerza inusitada y el recorrido se convierte en un contínuo disfrute, olemos los rosales multicolores, la singular acàcia, los plataneros, las lilas, las adelfas y todo el repertorio que nos acompaña a lo largo del antiguo arroyo, hoy canalizado y reconvertido en un precioso paseo que atraviesa todo el pueblo de norte a sur.
Te vas encontrado con tus convecinos mas madrugadores, Kiriqui te saluda con un balanceo de cabeza mientras te interroga por la situación de su Real Madrid, mas adelante el señor Laureano barre y riega su "puerta falsa" para que el frescor del agua mitigue el calor acumuladodurante la cálida noche, al fondo Mata (el hijo de fúsi) llega a la puerta de su tienda acarreando mercancias para la venta.... en fín, el viejo motor de la vida cotidiana arranca co desgana y parsimonia. Llegamos al "pantanillo"donde el olor de las retamas a esta hora te embriaga como si estuviéramos a las puertas del paraiso, los patos y los "patilargos"se empeñan en danzar sobre el agua en un festival de ruidos y aterrizajes acuàticos.
Conforme và avanzando la mañana la temperatura inicia su cansino ascenso hasta llegar a la cumbre, allà por las horas centrales del dìa, entonces es hora del encierro, de bajar las persianas y sumir nuestro hogar en una oscuridad casi total para intentar retener la frescura en su interior. ¡Llega la siesta!, la quietud en el pueblo es total, dirìase que el tiempo se ha detenido y estamos ante un lugar abandonado,... calma..... silencio roto por las chicharras que habitan en los almendros de las afueras, por los moscones que revolotean con su zumbar característico y por las hormigas ¡siempre las hormigas! insufribles y abnegadas con si imparable trajìn. Es la hora de los "sacasebos", esos seres que atrapan a los niños que se aventuran fuera de su casa a deshora y que ante el temor, preferimos recluirnos en la seguridad del hogar.
Cae la tarde, el sol và alejàndose por el horizonte y llega la hora de los "gurriatos", en bandadas grandes vuelan alrededor de la iglesia, formando un nube negra que se desplaza con rapidez y ruido ensordecedor ante la atenta mirada de palomas y cigueñas que desde la torre obsevan el nerviosismo y extasis de sus compañeros de habitación.
Al llegar la noche la gente busca el frescor que trae la oscuridad, en las puertas de las casas los vecinos se buscan como amantes desenfrenados, en grupos, sentados, contandose las incidencias que se lleva el dia que se aleja. Otros buscaran la plaza, donde los chavales con sus bicicletas desfilan rodeando la fuente, mientras su padreslos vigilan al tiempo que se refrescan en cualquier terraza del lugar.
Así pasan los dias, las semanas y meses, hasta que el verano agotador y seco inicia la retirada y el pueblo cambia de ritmo y entramos en otra dinàmica, pero eso......... eso será otro dia, saludos amigos.

Aquí también hace calor, cena alrededor de los geranios, petunias, claveles y todas las plantas que están en todo su esplendor, es primavera, si bien la temperatura no entiende de estaciones y se nos cuela el calor veraniego, a estas horas ya el fresco de la noche me ha hecho entrar en casa y que mejor que dar un repaso a este rincón común, muy gratamente he leído tu crónica desde el terruño, ¡que gratificante ¡, flores, pájaros, paseantes por el canal, Kiriki siempre en su puesto, muchas veces lo he recorrido con el mismo calor, pero sin flores y, creo que hasta sin pájaros- si bien es verdad que de vez en cuando recuerdo el antiguo arroyo-, en Agosto ya esta abrasado todo lo que tuvo vida, las golondrinas dejan sus restos en las casas vacías, recordándonos que por allí han pasado, solo están agazapadas en su escondite las hormigas, que en cuanto descubren una miga de pan salen en bandadas, estas no desaparecen nunca.

Saludos cordiales, por ese recorrido seguro que nos cruzaremos y nos daremos el cantio.