Anoche, casi de madrugada, sentí una triple necesidad, o carencia: eché en falta un telescopio, un amigo físico teórico y una mujé. Me pegué el gustazo de coger el coche para irme solo –debe entenderse en soledad- a Los Arrozaos (¿o Los Arrazauces?) y, en ellos, a su cota más alta: el Puerto de la Cabra (700 m.). El camino por el que se accede a él es mu cabrón, mu desconchao, angosto y sin señalización; la noche estaba clara pero con un coche utilitario uno se encuentra con cierto grado de dificultad, bueno, como es necesario –casi siempre- cuando se quiere acceder a cualquier cosa hermosa. Lo hice por la falda jabeña de la sierra: salí del cortijo del “Montecillo” -donde tenía cama- atravesé el río Ortiga y, con música de Kenny Roger, comencé a subir y subir a través de la finca “Paredeja de Abajo” y otras cuyos nombres desconozco. Desaparecida la dehesa, esto es, cuando la encina –que es el alma extremeña- es barrida por el pino, cuando no por el sediento eucalipto, el coche se me encabrita como si se pusiera de manos y, la verdad, me acongoja un poco el pensar que pudiera quedarme aislado en medio de la sierra a esa hora: doy más volumen a Kenny -sonando The Gambler, que hay que oírla aquí pa sentirla- y me curo de ese mal presagio. Aparecen, por fin, los alcornoques, madroños, jara y berzales: lo he conseguido sano y salvo.
Cuando llego arriba, entre alarmado y sorprendido, el agente forestal de la Junta encargado de vigilar los montes me dice que qué es lo que quiero, que si me he confundido de camino, que no, le digo que en absoluto, que lo que quiero es hacerle una pregunta, oiga, “ ¿es verdá, mire usté, lo que mhandicho que ende aquí –de noche- se puén contá las luces de cincuenta y tres pueblos extremeños?”. Y el hombre, más correcto que amable –yo creo que me tomó por loco- va y me espeta: “POS LHANINFORMAO MU MAL, SON CINCUENTA Y SEIS PUEBLOS Y SI NO SHACONFUNDIO DE CAMINO SI SHACONFUNDÍO DE NOCHE, NO ES LA MÁS APROPIÁ”. Transcurridos cinco minutos, cuando le persuadí de que mi única intención era disfrutar de noche de aquella extensísima belleza, todo fue hospitalidad y conversación entrañable. Quintana, El Valle, La Haba, todos de la Serema, mire usted, se juntan en un mojón de ahí abajo, “que yo le enseñaré si se acerca usted por aquí de día”, que sí, por supuesto que sí, “un día yo vendré de día a vé el mojón –nexo también con Don Benito- porque yo esos tres pueblos los tengo en mi corazón, mire usté”. Pues ya está, que cuando quisiera, que él era de Campanario, que a mi disposición, y yo que gracias, que por favor que me dejara cinco minutos solo, “no es por ná, no le siente mal hombre, es que quiero mirá to esto sin hablá con nadie”, que sí, que comprendido, faltaría más, que pasara buena noche.
Y aquí quiero escribir las carencias a las que me refería al comienzo. UNA, un telescopio que me hubiera permitido acercarme a tantísima estrella refulgente, y ver –o imaginar- lo que hay más allá de ellas, el cielo, o la cáscara del cielo. Y aluego las luces, las bombillas, las lámparas de tantísimo pueblo extremeño por contemplar: un Manhattan tumbao, así se me antojaban los pueblos, cada pueblo un rascacielo caío: precioso ma, parecío tó. DOS, qué hubiera dado yo porque me hubiese acompañado un amigo, físico cuántico, puestos a pedir, que –sin ofender a Dios- me ilustrara, meciéndome con sus conocimientos, sobre las leyes naturales que expliquen, o intuyan, el porqué de esa aparente y asombrosa quietud de tanta estrella, paradójicamente, viajando a vertiginosa e intraducible velocidad: y que, sin desvelar el misterio, me acercase por la razón al sosiego que debe sentirse con las ecuaciones que te acercan a la verdad. Y TRES, la carencia más ansiada, una mujer, ¿Qué para qué?, pues pa compartirlo toíto y amarla, joé, paramarlallímismo, quemahsalíodeltirón: sí, para amarla allí mismo. Porque si vais de noche al Puerto de la Cabra, vais a querer amarlo todo viendo estrellas y oliendo a jara.
(Jejejeje, el Foro no tiene ninguna carencia al respecto, y está pa entretené. Enga: un telescopio, un físico y una mujé: ¡QUE NOS VAMOS AL PUERTO DE LA CABRA, EN LOS ARREZAUCES! Se admiten ofertas. Que no se me enfade nadie que estoy de bro, ma).
Buenas noches jabeños.
(Publicao por mí en otro Foro, me autorizo a mí mismo pa colgarlo aquí también por darle vidilla al Foro Jabeño).
Cuando llego arriba, entre alarmado y sorprendido, el agente forestal de la Junta encargado de vigilar los montes me dice que qué es lo que quiero, que si me he confundido de camino, que no, le digo que en absoluto, que lo que quiero es hacerle una pregunta, oiga, “ ¿es verdá, mire usté, lo que mhandicho que ende aquí –de noche- se puén contá las luces de cincuenta y tres pueblos extremeños?”. Y el hombre, más correcto que amable –yo creo que me tomó por loco- va y me espeta: “POS LHANINFORMAO MU MAL, SON CINCUENTA Y SEIS PUEBLOS Y SI NO SHACONFUNDIO DE CAMINO SI SHACONFUNDÍO DE NOCHE, NO ES LA MÁS APROPIÁ”. Transcurridos cinco minutos, cuando le persuadí de que mi única intención era disfrutar de noche de aquella extensísima belleza, todo fue hospitalidad y conversación entrañable. Quintana, El Valle, La Haba, todos de la Serema, mire usted, se juntan en un mojón de ahí abajo, “que yo le enseñaré si se acerca usted por aquí de día”, que sí, por supuesto que sí, “un día yo vendré de día a vé el mojón –nexo también con Don Benito- porque yo esos tres pueblos los tengo en mi corazón, mire usté”. Pues ya está, que cuando quisiera, que él era de Campanario, que a mi disposición, y yo que gracias, que por favor que me dejara cinco minutos solo, “no es por ná, no le siente mal hombre, es que quiero mirá to esto sin hablá con nadie”, que sí, que comprendido, faltaría más, que pasara buena noche.
Y aquí quiero escribir las carencias a las que me refería al comienzo. UNA, un telescopio que me hubiera permitido acercarme a tantísima estrella refulgente, y ver –o imaginar- lo que hay más allá de ellas, el cielo, o la cáscara del cielo. Y aluego las luces, las bombillas, las lámparas de tantísimo pueblo extremeño por contemplar: un Manhattan tumbao, así se me antojaban los pueblos, cada pueblo un rascacielo caío: precioso ma, parecío tó. DOS, qué hubiera dado yo porque me hubiese acompañado un amigo, físico cuántico, puestos a pedir, que –sin ofender a Dios- me ilustrara, meciéndome con sus conocimientos, sobre las leyes naturales que expliquen, o intuyan, el porqué de esa aparente y asombrosa quietud de tanta estrella, paradójicamente, viajando a vertiginosa e intraducible velocidad: y que, sin desvelar el misterio, me acercase por la razón al sosiego que debe sentirse con las ecuaciones que te acercan a la verdad. Y TRES, la carencia más ansiada, una mujer, ¿Qué para qué?, pues pa compartirlo toíto y amarla, joé, paramarlallímismo, quemahsalíodeltirón: sí, para amarla allí mismo. Porque si vais de noche al Puerto de la Cabra, vais a querer amarlo todo viendo estrellas y oliendo a jara.
(Jejejeje, el Foro no tiene ninguna carencia al respecto, y está pa entretené. Enga: un telescopio, un físico y una mujé: ¡QUE NOS VAMOS AL PUERTO DE LA CABRA, EN LOS ARREZAUCES! Se admiten ofertas. Que no se me enfade nadie que estoy de bro, ma).
Buenas noches jabeños.
(Publicao por mí en otro Foro, me autorizo a mí mismo pa colgarlo aquí también por darle vidilla al Foro Jabeño).
Sueño cumplido, de una forma un tanto temeraria, pero al fin feliz, o acaso conoces algún momento de más felicidad que cuando echamos a volar la imaginación, has podido viajar a los lugares más remotos solo con tus ojos, a falta del amigo estaba el forestal, seguro que tranquilizante compañía y lo de la mujer, ya sabes, en esas aventuras nocturnas toca a soñar.
Que suerte tienes amigo que en estos momentos puedas disfrutar de tu tiempo, me alegro y un abrazo.
Que suerte tienes amigo que en estos momentos puedas disfrutar de tu tiempo, me alegro y un abrazo.
Sí, UNOMAS, me estoy dando cuenta de mi privilegiado estado: me trago la vida a sorbos intensos y larguísimos sin producir otro daño que no sea la acumulación de un gran saldo de nostalgia que me pasará factura cuando mis remos no puedan, pero eso ya será otra historia a contar. El tiempo, toda mi vida, estuvo invertido en trabajar: ahora toca resarcirse, apenas sólo hace falta tiempo y un poco de audacia para conseguirlo.
Me alegro que te alegres, un fuerte abrazo,
Me alegro que te alegres, un fuerte abrazo,