Sonido característico donde los haya, recordar una escuela de nuestra época y no asociarlo cón las voces que al unísono en la clase de al lado vociferaban como una letania:
.-cinco por una cinco, cinco por dos diez, cinco por tres quince..... y así sucesivamente hasta completar la famosa tabla de multiplicar. Si retrocedemos un poco mas atras, la cancioncilla de rigor bien pudiera haber sido:
.-De diez me llevo una, de veinte me llevo dos, de treinta tres....... etc, etc. en fín sonidos típicos de una clase de matemáticas" de las de antes".
Y viene todo esto a colación porque me acabo de acordar de una historia que me contó Manuel "ponfarran" (este mote creó que Leganés no lo tiene censado) hace ya bastantes años.
Resulta que, como habitualmente, estaban reunidos cuatro amigos (entre ellos Manuel) a mediodia en el bar de Tortera, para echar la habitual cuatrola, procedieron a formar las parejas y se sentaron con su chato de vino a gozar del placer del naipe, no llevaban ni tres manos cuando por la Plaza de arriba oyeron el ya conocido pregonar del" pescaor" de Don Benito, hombre enjuto y avejentado precozmente que se había ganado el favor de los jabeños por su simpatia y originalidad a la hora de vender su mercancia.
Saaaaardinaaaaasss, booooogaasssss y paaaaardiiillaaaaassssss que se las come un "oleaoooo", (dícese de persona que ha recibido los oleos en espera de la muerte).
El amigo Manuel oye el conocido pregón y propone a los compañeros comprar unas sardinitas, que la Fermina asaría gustosamente, y los perdedores del juego pagarian religiosamente. Los cuatro contendientes aceptaron la idea y así lo hicieron, uno salió al encuentro del "pescaor" y adquirió un kilo del referido pescado entregándoselo a Fermina para que empezara a cocinarlo mientras ellos terminaban el" duelo cuatrolil".
Una vez finalizada la partida los compañeros se acercan a la barra, piden recebar los chatos y que la dueña del bar procediera a sacar los peces para dar buena cuenta de ellos bien asados. Se escancia el vino y se saca de la cocina una bandeja con los asados, entonces uno de los comensales mirando fijamente la bandeja, se arrasca la coronilla, baja la mano a su barbilla arrasca de nuevo y llama la atencion de la jefa.
.-Fermina, haz el favor!
.-Dime.........
.- ¡oye! te acuerdas de la tabla de multiplicar?
.-Claro! como si fuera ahora mismo.
.-Siii, pues haber ¿de diez cuantas te llevas?
.-Puess, de diez me llevo una.
.- ¡Pues de aquí te has llevao dos, cojones!.
Hasta mañana, jabeños.
.-cinco por una cinco, cinco por dos diez, cinco por tres quince..... y así sucesivamente hasta completar la famosa tabla de multiplicar. Si retrocedemos un poco mas atras, la cancioncilla de rigor bien pudiera haber sido:
.-De diez me llevo una, de veinte me llevo dos, de treinta tres....... etc, etc. en fín sonidos típicos de una clase de matemáticas" de las de antes".
Y viene todo esto a colación porque me acabo de acordar de una historia que me contó Manuel "ponfarran" (este mote creó que Leganés no lo tiene censado) hace ya bastantes años.
Resulta que, como habitualmente, estaban reunidos cuatro amigos (entre ellos Manuel) a mediodia en el bar de Tortera, para echar la habitual cuatrola, procedieron a formar las parejas y se sentaron con su chato de vino a gozar del placer del naipe, no llevaban ni tres manos cuando por la Plaza de arriba oyeron el ya conocido pregonar del" pescaor" de Don Benito, hombre enjuto y avejentado precozmente que se había ganado el favor de los jabeños por su simpatia y originalidad a la hora de vender su mercancia.
Saaaaardinaaaaasss, booooogaasssss y paaaaardiiillaaaaassssss que se las come un "oleaoooo", (dícese de persona que ha recibido los oleos en espera de la muerte).
El amigo Manuel oye el conocido pregón y propone a los compañeros comprar unas sardinitas, que la Fermina asaría gustosamente, y los perdedores del juego pagarian religiosamente. Los cuatro contendientes aceptaron la idea y así lo hicieron, uno salió al encuentro del "pescaor" y adquirió un kilo del referido pescado entregándoselo a Fermina para que empezara a cocinarlo mientras ellos terminaban el" duelo cuatrolil".
Una vez finalizada la partida los compañeros se acercan a la barra, piden recebar los chatos y que la dueña del bar procediera a sacar los peces para dar buena cuenta de ellos bien asados. Se escancia el vino y se saca de la cocina una bandeja con los asados, entonces uno de los comensales mirando fijamente la bandeja, se arrasca la coronilla, baja la mano a su barbilla arrasca de nuevo y llama la atencion de la jefa.
.-Fermina, haz el favor!
.-Dime.........
.- ¡oye! te acuerdas de la tabla de multiplicar?
.-Claro! como si fuera ahora mismo.
.-Siii, pues haber ¿de diez cuantas te llevas?
.-Puess, de diez me llevo una.
.- ¡Pues de aquí te has llevao dos, cojones!.
Hasta mañana, jabeños.