¡Querida Ana! los dias grises de otoño es lo que tienen, la nostálgia nos invade y dirige nuestros pensamientos por sendas olvidadas.
La muerte que para los creyentes es una puerta de entrada para los demas es una puerta de salida. Para un agnóstico que no espera nada despues de ella sería una tonteria tener miedo a nada, mientras que para un católico (es mi opinión) que vive en una dulce mentira, es una tragédia con un final feliz.
Mas que el echo de morir, tememos el como y las consecuencias.
Si no recordamos nada de antes del nacimiento, supongo que ese será el estado al que estamos abocados, por tanto, si nada nos espera, nada debe preocuparnos, ese debe ser el concepto que debería tranquilizarnos. Y en cuanto a perder cosas materiales y sentimentales, si no hay vuelta atras ¿porque amargarnos el presente si el futuro está servido?, vivamos, exprimamos, bebamos el día a dia y dejemos que el rio de la vida siga su cauce hasta llegar a nuestro mar.
La muerte que para los creyentes es una puerta de entrada para los demas es una puerta de salida. Para un agnóstico que no espera nada despues de ella sería una tonteria tener miedo a nada, mientras que para un católico (es mi opinión) que vive en una dulce mentira, es una tragédia con un final feliz.
Mas que el echo de morir, tememos el como y las consecuencias.
Si no recordamos nada de antes del nacimiento, supongo que ese será el estado al que estamos abocados, por tanto, si nada nos espera, nada debe preocuparnos, ese debe ser el concepto que debería tranquilizarnos. Y en cuanto a perder cosas materiales y sentimentales, si no hay vuelta atras ¿porque amargarnos el presente si el futuro está servido?, vivamos, exprimamos, bebamos el día a dia y dejemos que el rio de la vida siga su cauce hasta llegar a nuestro mar.