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LA HABA: Segunda fuente, la de la calle Cantolugar, aquí el...

En primer lugar, buenas tardes a todos, soy nueva por estos lares, pero nacida en la haba. Llevo mucho tiempo leyendoos a todos, me gusta mucho, pero no me decidia a escribir; por fin me he decidido.
Este verano estuve en el pueblo y en la reunión que hubo en el bar de Luciano, conocí a alguno de vosotros a Leganes, Paco y otras personas como yo, que leíamos, pero que no escribiamos.
Leganes, por fin voy a unirme a este grupo de personas estupendas, con muy buen caracter, afables y de este pueblo del que nos sentimos orgullosos pertenercer.
Después de este preambulo e introducción, quiero sacar un tema "Las Fuentes".
Yo, como he comentado anteriormente, nací en el pueblo, y con 7 años, mis padres decidieron que nos teníamos que venir a vivir a Madrid, pero he seguido yendo al pueblo casi todos los veranos y algunas veces en Semana Santa, allá voy con el tema.
Recuerdo con mucho cariño y con añoranza, cuando en verano iba al pueblo, teníamos que ir a por el agua a la fuente, mi madre me decía "a levantarse que hay que ir a por agua, que luego hace mucha calor" y llegabas y tenías que esperar cola, (como cuando vas a algún supermercado) pero aquello era diferente, preguntabas "quien es la última" las personas que estaban en esa cola las conocias, eran las vecinas de la calle Jesús, hablaban de sus cosas cotidianas, de sus hijos; ibamos con cántaros, para llenar las tinajas y con cubos para el bidón, que se instalaba en el patio de la casa. En mi calle había una fuente alta, preciosa que estaba en la pared de la casa del Cura, pero de pronto la quitaron y pusieron al otro lado de la calle una en el suelo, pequeña, ahora no sabría decir cuantas fuentes había en el pueblo, por aquellos años y cuantas hay ahora, que yo recuerde, (una en la plaza alta, otra en la calle cantulugar y otra enfrente de la Farmacia.
Bueno, para ser la primera vez, creo que he escrito mucho, perdón si me he extendido mucho.
Un saludo para todos

Buenas noches, Ocaso, ¡BIENVENIDA AL FORO JABEÑO". Qué alegría tenerte entre nosotros, ojalá seas el "amanecer" de de otros/as jabeño/as que se decidan a intervenir, que aquí cabe to el mundo, diciendo -sin dañar- lo que mejor se le ocurra, unos de esta manera y otros de aquella, pero que esto no se muera, que nos contemos aquí nuestras cosas, las que se quieran contar, en fin que estamos muy contentos de tener una jabeña más pa opiná de lo que quiera.

Mu bonito lo que cuentas de "la Popi", yo también recuerdo algo, ¿quién es la última?, porque entonces los hombres -machistas empedernidos tós nosotros- no íbamos ni a por una jodía cantarilla (sólo un asa) de agua. Un día vamos a hablar aquí de todas las "Popis" del pueblo y le vamos a adosar a la persona más entrañable del barrio, pa que no se olvide ni la persona ni la fuente, ahí va la primera, que es muy fácil: LA ANTOÑITA JUEZ IBA A LA FUENTE QUE ESTÁ JUSTO EN LO QUE LLAMAMOS "EL PASEO", junto a la Iglesia. Venga que alguien ponga la siguiente fuente y otro personaje entrañable, hasta que hagamos el mapa completo de toas las fuentes.

Muchas gracias, Ocaso, por el tema que has escrito. Y mu buenas noches,

Segunda fuente, la de la calle Cantolugar, aquí el personaje que me viene a la memoria por lo insólito, es a un cura orondo, con sotana medio desabrochada que a horas intempestivas iba con su cantarilla a llenarla de agua –cuando acertaba a ponerla debajo del grifo-, tampoco creo que le importara mucho, porque el agua no la utilizaba demasiado y para beber “teniendo el vino de la misa” ¿para que más?, vivía al empezar la calle en la parte más alta, la casa exactamente no la recuerdo y se llamaba Don Francisco –Leganés, si no era su nombre, corrige-, seguro que tú tienes mil anécdotas dignas de contar de este personaje.

Un abrazo y buenas noches.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Efectivamente, UNOMAS, en la segunda casa de la calle del Cantolugar, en el núm. 3, vivía don Francisco, un cura cachondísimo, natural de Villanueva, al que le gustaba con delirio comer y, sobre todo, beber buen vino.

A este cura nunca le olvidarán los niños que nacieron en los años cincuenta porque tenía una costumbre simpatiquísima de saludar: te llamaba, le besabas la mano y él, a continuación, te daba una camuesa en la cabeza y con el puño cerrao, después de golérselo, te decía: “anoche comiste ... (ver texto completo)